Entre Juan Bosch, la delincuencia y las autoridades dominicanas (I)

toma amaericana999
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Por Ramón Perdomo

El profesor Juan Bosch, en su condición de preocupado por nuestro país, y con el interés meramente didáctico de capacitar a la sociedad dominicana, en todas sus capas sociales, después de enjundiosos estudios sobre las clases sociales y su comportamiento, la lucha de clases y sus resultados históricos en nuestro país, concluyó en que la pequeña burguesía aquí tenía otras subdivisiones: Pequeña burguesía alta, mediana pequeña burguesía, baja pequeña burguesía pobre y la baja pequeña burguesía muy pobre. Esto, porque en la publicación de esta tesis para 1974, aún no había formádose en el país, una clase obrera, porque según él, tampoco había una burguesía como tal, debido al capitalismo tardío existente en la República Dominicana.

En sus conclusiones el finado maestro político aducía, que los “tigueres”, al referirse a los antisociales ahora llamados delincuentes, salían en su mayoría de esas capas sociales denominadas baja pequeña burguesía pobre y muy pobre, porque la sociedad no le enseña nada “el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre no aprende sino que la sociedad no le enseña nada porque no le tiene destinado un lugar en las relaciones de producción”. Ese bajo pequeño burgués pobre y muy pobre, no es más que el que sale todo los días a buscársela, no tiene un trabajo fijo, no recibe un salario (esos son los que reciben las ayudas atreves de los planes sociales ahora), son las mujeres que trabajan en casas de familia, por lo tanto socialmente no existen para la sociedad, esto porque ni son dueños de medios de producción, ni mucho menos venden su fuerza de trabajo.

Y dice Bosch en sus análisis: “No es que el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre no aprenda nada; sí aprende; aprende lo que le enseña la calle, pero eso que le enseña la calle, es decir, el tigueraje, que es la parte negativa de la baja pequeña burguesía pobre y muy pobre de nuestro país, eso no le sirve para nada ni a él y a la sociedad”. Y precisamente hoy día esos jóvenes (tigueres anteriormente, en buen dominicano) que andan delinquiendo, son los que pertenecen a esa subdivisión de la pequeña burguesía de la que nos habla Bosch y que no se toma en cuenta para nada por la sociedad, para encaminarlos a un proceso de aprendizaje que lo que aprendan sea beneficioso para la sociedad y para ellos mismos. Esos salen de los hogares de bajos pequeños burgueses pobres y muy pobres, en donde el padre tiene que salir a buscársela y quizás la madre emplearse en una casa de familia, lo que no la convierte en un ente social, porque socialmente no cumple los requerimientos para ser ubicada dentro de la división de clases que la identifique como obrera.

Han pasado 43 años de estos planteamientos hechos por el Profesor Juan Bosch, y lo hacía como un reclamo a viva voz cuando dijo: “En dos palabras, la sociedad dominicana desconoce el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre porque no tienen papel en la producción, y como lo desconoce no lo prepara para nada porque no tiene un lugar para él”. Y precisamente hoy día no se le prepara tampoco, solo se le incluye en planes sociales paternalistas, clientelistas y se les condiciona a ser eso, gente que no produce nada y que hay que buscárselo todo en desmedro de los que sí producen, y esa es una de las consecuencias de nuestra alta tasa de delincuencia juvenil, que es la que más nos afecta ahora, porque todos los actos en ese sentido involucran a entes sociales ubicados por su edad en la etapa de jóvenes (menos de 35 años).

No basta con que algunos de nuestros adolescentes y/o jóvenes, salidos de hogares de esas capas sociales vayan a las escuelas públicas y sean beneficiados con la tanda extendida, porque en muchos de ellos asisten con la intención de no pasar hambre en la casa, donde no se le garantiza desayuno y almuerzo, sin embargo dentro de sus estudios académicos no se les garantiza una enseñanza que los inserte verdaderamente en nuestra sociedad, como parte de esa capa social que debe hacer aporte, que debe ser un principal objetivo.

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Ramón Cambero Perdomo

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