Por Mel Adames
A más de cuatro meses después de las Elecciones Presidenciales, y a dos meses después de la Toma de Posesión de Donald J. Trump, como presidente de los EE.UU, el tema de la inmigración continúa acaparando la atención mundial.
Pero la cuestión de la inmigración abierta — como se la ha abrazado y avanzado en los últimos años — no es provincia exclusiva de los norteamericanos.
Conflictos limítrofes, disparados por corrientes abiertas de inmigrantes hacia uno y otro lado, siguen siendo, igualmente, preocupación apremiante de los colombianos, los dominicanos, los mexicanos, y estas han suscitado más recientemente, la consternación en varios países europeos entre otros, Alemania, Bélgica, Francia, Hungría, Polonia y Suiza.
El problema migratorio fue también un Talón de Aquiles, para los antiguos Israelitas, los egipcios, los babilónicos y los griegos — para solo mencionar algunos.
Y es que, la gente, a través de las edades, ha querido injertarse en otras culturas — conocer nuevas maneras de cómo ver al mundo. Esa curiosidad por lo foráneo ha sido la causa de crueles episodios, así como el catalítico trágico de indecibles atrocidades.
La memoria del genocidio perpetrado por Adolfo Hitler, en contra de los nuevos judíos, permanece indeleble en la conciencia internacional. Los antiguos israelitas sufrirían también las consecuencias de políticas de inmigración similares, al terminar siendo retenidos o arrastrados, en varias ocasiones, hacia la esclavitud — todo como consecuencia directa de políticas inmigratorias abusivas y deshumanizantes.
En la actualidad, el componente que hace de la inmigración un asunto de consecuencias mundiales es la Globalización. Este último ha tomado inusitado auge ante la necesidad de la mano de obra — la cual escasea en aquellos países en los que la demanda de la mano de obra industrial, ha estado por debajo de las tazas de nacimientos locales.
En varios países europeos la población ha estado achicándose considerablemente en las últimas 4 décadas. Este problema ha cobrado extrema urgencia en países como Alemania, Bélgica, Francia, Bélgica, y en los países Escandinavos.
Es cada una de estos países, el flujo irrestricto de inmigrantes provenientes de África, el Medio Oriente, y la región Báltica, los ha lanzado hacia una desesperada lucha por la supervivencia misma; pero la supervivencia se convierte en una proposición difícil cuando no se cuenta con una población joven y fuerte.
En aquellos países, con una taza de nacimientos, anémica, es en donde se pueden apreciar las mas severas consecuencias, debido al hecho de que, mientras se procura mantener la Cultura y el Lenguaje, forzosamente se han tenido que abrir las puertas a millones de inmigrantes, quienes ni hablan el mismo lenguaje, ni se suscriben a los mismos patrones culturales — ni tampoco quieren.
Todo ese cuadro de miseria humana, en muchos casos, ha traído inestabilidad y consternación a esos países, lo cual, igualmente, ha sido causa del incremento de la actividad delincuencial, el desmejoramiento de la vida social y la erosión de la actividad económica local.
La astronómica carga financiera impuesta por las políticas de la inmigración abierta — abrazadas por Angela Merkel de Alemania, François Olande de Francia, la primera ministro británica, y el ahora ex presidente Obama, ha venido a ser la punta de lanza que ha hecho de la invasión silenciosa de millones de inmigrantes — quienes llegan a sus tierras, sin la menor intención hacia la asimilación cultural — una seria amenaza para la supervivencia económica de los respectivos países.
La gran mayoría de estos países han estado — por algún tiempo ya — descendiendo hacia un estado de cosas en el que la identidad nacional se ha ido erosionando, al mismo tiempo que el flujo de inmigrantes que han llegado hasta sus playas, muestran completo desdén por las costumbres y la cultura locales.
Las corrientes de inmigración que se emprenden, no en base al respeto por, ni la admiración hacia, la cultura y las costumbres de los países que han sido receptivos a las mismas, es la clase de inmigración que termina destruyendo las mismas fuentes de esa Mejor Vida: precisamente la clase de atracción, a la cual, aquellos que han inmigrado hasta esas distantes tierras, han llegado allí, buscando.
Y, esto, tristemente, hace de todo este enredo, una verdadera tragedia mundial.
