¡Que nadie se llame a engaños!

Victor Ubieras
Victor Ubieras

Por Victor Ubiera

¡Que nadie se llame a engaños! Los pasados ocho años de la administración Obama cambiaron, sino para siempre, por muchos años, el discurso político de la nación americana y cuando no aún su propia alma, lo que ha quedado confirmado en uno de los episodios más claros y relevantes de lo que aquí afirmamos. Se trata del interrogatorio en el senado americano al señor Russell Vought, nominado por la Casa Blanca a ocupar la posición de Deputy Director of the Office of Management and Budget (Director Assistente de la Oficina de Administración y Presupuestos) llevado a cabo la semana pasada.

Durante dicho interrogatorio, el Senador Bernie Sanders, ex pre-candidato presidencial Demócrata, pidió la descalificación del nominado a la posición administratia pública por causa de sus creencias religiosas en lo que concierne a la salvación desde una perspectiva bíblica.

En enero del año pasado el señor Vought afirmó, en medio de una disputa suscitada en la universidad para la que trabajaba entonces, según la cita del Senador Sanders, que los “Muslims do not simply have a deficient theology. They do not know God because they have rejected Jesus Christ his Son, and they stand condemned.” [Los musulmanes no simplemente tienen una teología deficiennte. Ellos no conocen a Dios porque ellos han rechazado a Jesucristo su Hijo, y ellos [por tanto] se encuentran en estado de condenación.”] (Traducción directa y libre del subscripto)

Tras insistir en preguntarle al señor Vought si aún sostenía lo antes señalado, lo que el  interrogado no respondió de forma directa y positiva, el senador por Vermont dijo: “In my view, the statement made by Mr. Vought is indefensible, it is hateful, it is Islamophobic, and it is an insult to over a billion Muslims throughout the world… This country,” added Sanders, “since its inception, has struggled, sometimes with great pain, to overcome discrimination of all forms … we must not go backwards.” [“Desde mi punto de vista, la afirmación hecha por el Sr. Vought es indefendible, es odiosa,  es islamofóbica, y ésta es un insulto a más de un billón de musulmanes en todo el mundo… “Este país,” añadió Sanders, “desde su formación, ha luchado, muchas veces con mucho dolor, para sobreponerse a la discriminación en todas sus formas… nosotros no podemos volver atrás,” indicó Sanders ante el comité senatorial que conducía la audiencia de escrutinio para cofirmar or rechazar la nominación al puesto público del señor Vought.

Ese episodio, además de ser odioso y doloroso, constituye una flagrante violación al Artículo VI de la Constitución Americana el cual prohibe requerir o someter a una prueba religiosa a cualquier persona, sin importar su credo, para poder obtar por un cargo público. Tal parece que para los llamados “políticos liberales” que pueblan el pantano de Washington, y que al parecer dominan el discurso público en boga de hoy día, la constitución americana ha venido a ser no más que un pedazo de papel, como lo diría el finado ex presidente dominicano, el Dr. Joaquín Balaguer. La constitución, como se observa, se apela a ella cuando es conveniente al discursante, y se ignora cuando se busca pisotear el derecho de los que discienten de sus oponentes.

La misma constitución que citamos garantiza la libre expresión y difusión del pensamiento en los EEUU de América. Sin embargo, como vemos ahora muy amenudo, si un pensador o discursante conservador es invitado a exponer en ciertos foros públicos o privados, no sólo se le trata de silenciar, sino que se le impide en muchos casos ocupar la tribuna pública. A esos oradores, encima de ser ridiculizados en público por multitudes, muchas veces pagadas por intereses y sectores siniestros, también se les amenaza de muerte en algunos casos. Y, ¿se sabe a caso quienes apadrinan esos abusos a los derechos humanos? –Las mismas gentes, como el señor Sanders, que se llaman a sí mismos demócratas y defensores de los derechos que ellos mismo pisotean a menudo, como lo demuestra el caso del señor Vought. Nótese arriba las palabras finales de la afirmación de Sanders, “…no podemos volver atrás.”

Quisiéramos saber cuántas veces el Senador Bernie Sanders ha denunciado con el mismo vigor con que viola el derecho del señor Vought los atropellos a la libertad de expresión y difusión del pensamiento de aquellos exponentes conservadores que discienten del pensamiento liberal del mismo ex candidato demócrata. ¡Cuánta hipocresía!

Hay mucho más que decir en torno al episodio público protagonizado por Sanders la semana pasada. Creemos que el señor Vought se comportó demasiado decente y humilde. Ante la insistencia del Sanders, Vought debió responderle de la forma siguiente:

“Señor Sanders, el asunto que usted quiere escuchar de mis labios, la reafirmación en este forum de lo que ya he afirmado en mi Alma Mater, no se trata de musulmanes, ni de judíos, ni de griegos, (y con lo último me refiero a gente como usted y éste su servidor) quienes nos encontramos en actual estado de condenación y muerte. ¿Por qué? Porque usted y yo, como los mismos musulmanes, habiendo rechazado La Luz, que es Cristo Jesús, escogimos a cambio amar las tinieblas; negamos al que con autoridad del cielo dijo de sí mismo: “Yo Soy La Verdad, y La Vida; Yo Soy El Pan del Cielo; Yo Soy La Resurrección y La Vida… Yo Soy La Vid Verdadera… Yo Soy la  Puerta del  Redil (El Reino de Dios)…” Y a todos, señor Sanders, incluídos usted y yo, ese carpintero de Nazareth, nos llama ladrones y criminales cuando intentamos entrar al Redil por otra puerta que no es Él. Entonces, señor Sanders, no soy yo quien condena o salva a los musulmanes, a los griegos, a los judíos, o a norteamericanos como usted y yo, señor Sanders, es Él el que tiene autoridad para lo mismo. Mr. Sanders, esa condenación no es futura, es actual… Y señor Sanders, si usted y yo continuamos rechazando la luz por las tinieblas, también ya hemos sido condenados. Esa es la mala noticia que le tengo, Señor Sanders. Ahora, ¿quiere usted escuchar la buena noticia? La buena noticia, señor Sanders, es que si usted y yo nos humillamos antes Dios, y creemos al que dijo de sí mismo lo que ya usted ha escuchado de mis labios, y confesamos nuestro pecado a él, usted y yo, señor Sanders, somos perdonados y restaudos de la muerte a la vida…”

“Ahora, señor Sanders, si usted, con todo el poder que le otorga el puesto que ocupa, quiere pedir que se me martirize como a Esteban, el primero de los incontables mártires cristianos, entonces, señor Sanders, tire usted la primera piedra. Mi vida y el puesto para el que se me nómina están en sus manos.” Así debió concluir Vought su testimonio ante la audiencia senatorial.

¡Qué nadie se llame a engaños! El incidente descrito es sólo una manifestación adicional del ataque sistemático en Estados Unidos contra la fe y los valores cristianos. Como puede comprobarse en muchos otros casos, la persecución de los cristianos en este país ya está pasando de retórica a persecución material como lo es el caso de los maestros y profesores universitarios a quienes, de afirmar postulados cristianos desde sus cátedras, no sólo les es prohibido, sino que se les persigue con la denuncia pública y hasta la pérdida del empleo. Y como se sabe, en algunos estados o ciudades del país se pretende ya demandar de los pastores que entreguen por escrito a las autoridades públicas copias de los sermones que predican desde sus púlpitos.

A todo esto, el Senador Sanders tiene las agallas de afirmar que no podemos volver atrás en materia de la supresión de las libertades públicas y/o discriminación por los motivos que sean. Probablemente al Senador Sanders, la soberbia, su prepotencia intelectual, o por su desconocimiento de la historia, la realidad que vive la nación le ha pasado de noche. Y en todo caso, lo peor es que discursos como los del Senador por Vermont se anidan en los oídos incultos de un sin número de jóvenes norteamericanos, que al igual que sus mentores en las escuelas y universidades secuestradas por el pensamiento liberal, convierten la mentira en patrimonio de la verdad. Es así que estos estudiantes, en nombre de su verdad torcida, se convierten en punta de lanza de los poderes ocultos que conspiran para convertir el país en otra Roma imperial.

 ¡Qué nadie se llame a engaños! Esos poderes representados por gentes como el billonario George Soros, la senadora Nancy Pelosi, Harry Reid, Bill y Hillary Clinton, Barack Obama, y demás consortes, sueñan con ver a la nación americana liberada del dominio de los principios cristianos en el discurso público y el alma de las grandes mayorías de americanos.

Es por esto que los cristianos debemos asumir una actitud crítica y profética (no leyendo bolas de cristal), sino denunciado con autoridad hermenéticamente correcta los embates que afrontamos de parte de una cultura y una sociedad que se encamina a su autodestrucción. Los cristianos, en consecuencia necesitamos releer la Biblia, y particularmente el Nuevo Testamento, para poder redescubrir los valores del reino de Dios, presentes y por venir, y la propia naturaleza de la iglesia, el pueblo llamado cristiano.

Necesitamos releer la historia del movimiento cristiano, desde el primer siglo hasta el día de hoy. Ese ejercicio nos ha de capacitar para redescubrir el poder transformador del evangelio, no sólo de la conciencia del ser humano, sino de las propias estructuras que hoy se vuelven contra el pueblo de Dios. ¡Qué nadie se llame a engaños!

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