Científicos estadounidenses logran “bloquear” la hormona del hambre

mujer gorda comiendo
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Científicos estadounidenses lograron bloquear la ghrelina, conocida como "la hormona del hambre", con una sustancia específica que ayudaría a evitar el "efecto rebote" luego de haber realizado una o más dietas para bajar de peso.

ESTADOS UNIDOS |Infobae|.- Científicos estadounidenses lograron bloquear la ghrelina, conocida como “la hormona del hambre”, con una sustancia específica que ayudaría a evitar el “efecto rebote” luego de haber realizado una o más dietas para bajar de peso.

El estudio se realizó en ratones de laboratorio pero “si los resultados se replicaran en pacientes humanos se trataría de un gran paso adelante en la gestión de la obesidad y sus enfermedades relacionadas”, aseguraron los expertos responsables del estudio.

“Creemos que el método de combinar la reducción de calorías con la hormona puede ser una táctica muy eficaz para controlar el peso a largo plazo. Dada la creciente crisis de obesidad en todo el mundo, trabajamos arduamente en la validación de estos resultados para una intervención médica”, explicó el doctor Stephen Brimijoin, farmacólogo molecular de Mayo Clinic y autor del artículo.

La investigación fue diseñada para imitar las circunstancias de las personas obesas que pese a lograr perder bastante peso, luego lo recuperan debido a que se desencadena un aumento de la grelina, que es la hormona fundamental del hambre. “Es como marcar un gol, pero que el cuerpo cambie las reglas a medio juego. Pocas personas pueden mantenerse sin recuperar el peso, porque la impresionante repercusión metabólica provoca un ansia irresistible de comer; es decir, las personas necesitan ayuda desesperadamente”, añadió el especialista del trabajo que será publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

El problema principal de las dietas o regímenes alimentarios es que cuando, tras realizar grandes esfuerzos se llega a una importante baja de kilos, para muchos el hambre se vuelve irresistible y no sólo recuperan el peso perdido sino que engordan todavía más.

¿Cómo funciona? Tras una importante pérdida de peso, el organismo comienza a producir mucha ghrelina generando una mayor atracción por la comida. Los científicos diseñaron un método para “silenciar” a la hormona del hambre, inyectando una sustancia inhibidora llamada butirilcolinesterasa.

En ratones ex-obesos comprobaron que una sola inyección de este “fármaco experimental” mantiene el peso corporal de los animales, protegiéndolos del riesgo de volver a engordar. Se trataría de un descubrimiento científico potencialmente significativo respecto del comportamiento metabólico y podría ayudar a controlar cuadros de enfermedades en muchas personas, afirmaron los investigadores.

Epidemia mundial

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año al menos 2,8 millones de personas mueren en el mundo por consecuencias sobre la salud del sobrepeso o la obesidad. Estas condiciones influyen, además, en varios tipos de cáncer, cardiopatías y diabetes tipo 2, en especial, alcanzando el nivel de epidemia con altos costos para el sistema sanitario.

Si bien los investigadores dicen que hasta el momento estos resultados se ven sumamente esperanzadores, es necesario investigar más para determinar si el método tendrá éxito en los seres humanos.

En ese sentido, la licenciada en Nutrición, María Agustina Mucho, explicó a Infobae sobre los riesgos de introducir sustancias extrañas en el organismo. “Uno no puede estar toda la vida con sustancias extrañas en el cuerpo para bloquear hormonas o controlar el hambre. La obesidad es una patología que se trata en forma multidisciplinaria. Con nutricionistas y también con psicólogos, ya que esa ansiedad que experimenta la persona proviene de temas.

“La hormona del hambre es normal que exista. Pero cuando el deseo de comer se excede producto de la ansiedad, es necesario un tratamiento específico. Hay que tener cuidado con este tipo de bloqueador de hormona, que cuando termina el efecto de la inyección, no se vuelva a disparar la sensación de hambre”, sostuvo la especialista, que enfatizó que “no hay resultados mágicos, sino que hay que aprender a comer y controlar las emociones”.

Y agregó: “La mejor forma de prevenir la obesidad es haciendo un tratamiento integral, dejando de lado pastillas o sustancias raras. Cuando se come muy poco y menos de lo que realmente se necesita, el cuerpo pasa a estar en modo ahorro. Eso hará que cada vez nos cueste más bajar de peso, ya que el cuerpo solo intentará ahorrar energía como mecanismo de supervivencia. Por eso cada vez más difícil bajar de peso. Por eso hay muchas personas obesas que hicieron dieta toda su vida. Por eso, no sería positivo en un primer momento bloquear esta hormona”.

Temor al “efecto rebote”

El “efecto rebote” de las dietas es uno de los mayores problemas que se afrontan a la hora de bajar de peso. Precisamente porque implica recuperar los kilos perdidos luego de transitar planes alimenticios en los que resultó verdaderamente dificultoso alcanzar el objetivo deseado.

No obstante, analizar este problema es llegar al fondo de la cuestión bajo el siguiente interrogante: ¿es posible evitarlo? Para Mariana Acebal, médica nutricionista del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna, la respuesta es afirmativa. “Al principio, tras bajar de peso, es importante identificar los alimentos adictivos y disparadores. En caso de consumirlos, que sea esporádicamente, porciones chicas y fuera de casa. Hay que evitar tenerlos en la alacena o heladera”, explicó la doctora.

Aunque son varias las causas del “efecto rebote”, una de las principales es que la persona elimina los hábitos que le dieron el éxito en la dieta y regresa a aquellos que le otorgaron el exceso de peso. Dejar comer sano e ingerir muchos alimentos procesados, no realizar ejercicio físico y no seguir una dieta equilibrada puede resultar verdaderamente conflictivo.

“Complementar todo un plan responsable con la actividad física es fundamental, ya que este es otro factor que contribuye a la aparición del efecto rebote. El mantenimiento se entrena y cambiar hábitos alimentarios es posible. Es conveniente que la persona tenga consultas periódicas con su profesional y si estuvo asistiendo a grupos terapéuticos en su etapa de adelgazamiento no deje de hacerlo cuando alcance su peso ideal”, precisó la nutricionista Acebal.

Ghrelina, la hormona del hambre

Sobre la ghrelina, la hormona sintetizada por diversos órganos y tejidos, pero cuya producción principal es en el estomago, la doctora Virginia Busnelli, directora médica de CRENYF, precisó a Infobae que “estudios llevados a cabo tanto de animales de experimentación como en seres humanos, han puesto de manifiesto que las concentraciones de esta sustancia se duplican inmediatamente antes de que se inicie la ingesta de alimentos y que bajan después de comer”.

Según la experta, “estos hechos, indican que la ghrelina desempeña un papel importante en el inicio de la ingesta y que está involucrada en el control del apetito a corto plazo, actuando sobre neuronas que estimulan el apetito provocando un aumento de la ingesta y disminuyendo el gasto energético, provocando ganancia de peso”.

Esto explica el aumento de la ghrelina en sangre durante el ayuno, y la insistente búsqueda de los investigadores para encontrar anticuerpos o antagonistas de los receptores de esta hormona, que permitirían al bloquearla, inhibir la ingesta de alimentos.

“En seres humanos con peso normal,  el ayuno    favorece la liberación de ghrelina circulante con el objetivo de impulsar la ingesta y regulando las señales que informan al cerebro el estado del balance energético. Pero en personas obesas, se produce el descenso en la secreción de ghrelina como adaptación fisiológica a un balance energético positivo, por lo tanto, la falta de supresión de grelina plasmática después de comer, podría contribuir a un aumento en la ingesta de alimentos”, sostuvo la especialista.

Y concluyó: “Los pacientes que reducen drásticamente de peso con dietas hipocalórica, muestran un incremento en los niveles plasmáticos de ghrelina, lo que contribuye a una mayor atracción por la comida, aumentando la ingesta y generando la reganancia de peso posterior, conocido popularmente como efecto rebote”.

 

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