Seamos honestos, a todos nos encantan las maravillas que este hermoso mundo tiene para ofrecer. ¿Y qué mejor forma de conocerlo que a través del turismo? El turismo es la mejor excusa para viajar y aprender nuevas culturas. Es una forma increíble de aprender cosas nuevas, experimentar costumbres diferentes y explorar lugares nunca antes vistos.
Claro está que no todas las personas buscan lo mismo a la hora de hacer turismo. Algunos desean aprender sobre la gastronomía, otros quieren conocer la historia del lugar y, por otro lado, lo más atrevidos desean probar el llamado “turismo sexual”, el cual no es más que una manera de “saborear” el romance que esa localidad tiene para ofrecer.
Es bien sabido que en Zanzibar hay un buen número de hombres llamados “chicos de playa” quienes frecuentan las hermosas playas locales vendiendo baratijas hechas a manos y paseos por las islas. Pero también ofrecen otra clase de experiencia: ¡Sexo con locales!
De acuerdo a lo reportado por varios visitantes, estos hombres ofrecen ese servicio exclusivamente a mujeres blancas de mediana edad.
Quienes viajan desde todas partes del mundo -mayormente Europa- con un único propósito: ¡Pasar un rato agradable con los hombres lugareños! Lo cierto es que el “sexo” no está lejos de ser una opción para la “razón de viajar” cuando llegamos a otro país, y es que se ha convertido en algo tan popular que ahora se ha vuelto imparable.
No obstante, las mujeres no son las únicas en buscar ese famoso “turismo sexual”.
De hecho, hombres europeos y norteamericanos -predominantemente blancos- viajan desde muy lejos a países pobres como Tailandia, Camboya y Kenia con el único fin de tener relaciones con mujeres locales.
¿Te imaginas viajar simplemente para tener sexo con algunos lugareños? Suena realmente asqueroso.
Por su parte, el turismo sexual no entra en el ámbito de la prostitución.
Este es visto como un intercambio social, en vez de un comercio de ‘sex-for-money’ (dinero por sexo). A pesar de que muchas comunidades y autoridades han intentado frustrar esta clase de turismo, el mismo no es técnicamente ilegal.
Al respecto, el presidente de la Junta de Turismo de Kenia, Jake Grieves-Cook, comentó que el turismo sexual podría ser peligroso.
A pesar de no ser tan mal visto, resulta desalentador para la comunidad local. Puesto que en un país como Kenia, el cual tiene más del 7% de prevalencia del VIH/SIDA y que los condones a menudo no forman parte de estas fantansías sexuales, esta clase de turismo podría convertirse en un deporte peligroso.
“Eso es aterrador”
Mujeres mayores de Europa y Norteamérica frecuentan estas islas con la esperanza de tener un romance y encuentros sexuales.
Pero ellas no buscan a hombres menores de edad, estos encuentros suelen ocurrir entre adultos y tienen relaciones consensuales con el entendimiento explícito de los bienes, dinero y servicio que se intercambiarán.
Según lo reportado por The Mail Online, estas mujeres pueden viajar solas o en grupo de amigas.
En su mayoría son divorciadas o han experimentado algún tipo de problema en sus relaciones anteriores. Igualmente se ha registrado que no necesariamente son ricas y muchas de ellas mantienen trabajados administrativos.
Lo más sorprendente de todo, es que se ha filmado una película sobre esta clase de turismo.
El director austríaco Ulrich Seidl nos brindó una mirada sincera al mundo del turismo sexual en una película de 2012. En dicho filme, muestra a una mujer de 50 años que explora esta clase de turismo en Kenia. La protagonista, Teresa, tiene sobrepeso, viaja desde muy lejos para encontrar algo (no precisamente amor, sino algo lujurioso).
En el filme, vemos a Teresa practicar sexo casual y hacer citas con los jóvenes lugareños.
Pero no sólo ocurren las relaciones durante la película, también se desarrollan historias elaboradas dignas de apreciar. Al final de la cinta, la protagonista se da cuenta que el sexo no es más que un negocio y que es un acto sumamente vacío.
Pero debemos hacernos una pregunta: ¿Quién se beneficia de quién?
¿Son estas mujeres hambrientas de sexo las que atacan a hombres empobrecidos o son ellos los que se benefician del intercambio de dinero por el servicio prestado? Al respecto, se pueden conseguir dos ópticas sobre el fenómeno: Algunos opinan que estas mujeres son depredadoras que buscan satisfacer alguna necesidad sexual, mientras que otros las ven como mujeres tristes que se sienten solas.
Claro está que el turismo sexual femenino no ha recibido la misma atención que el turismo sexual masculino.
Y es que muchas personas lo ven como algo inofensivo. Estas mujeres tienen un poder financiero leve, son mujeres de mediana edad, que por lo general sufren de sobrepeso y que tienen poco atractivo. En cambio, los hombres pueden ser más agresivos a la hora de explorar este turismo.
En fin, estamos seguros que esta es una extraña manera de conocer una nueva cultura.
¿Deberíamos estar abiertos a probar este tipo de experiencia o simplemente no debemos ser parte de ese “mercado”?
