En 2017 parece imposible viajar a Costa Rica y no hacerse una foto con abrazado a un perezoso. O ir a Australia y no inmortalizarse con un koala en brazos. Por no hablar de visitar el Caribe y no inmortalizar el viaje junto con una manta raya. Al menso eso es lo que parece al ver el feed de Instagram de muchas personas. Pero estas imágenes no solo sirven para fardar de vacaciones o para dar envidia: también suponen un peligro para la fauna local.
Aunque a mucha gente no le entre en la cabeza, un koala no ha nacido para recibir ‘me gusta’ junto con un ser humano de epidermis enrojecida, lo mismo que un delfín de río tampoco ha venido a este planeta para ser un lujos atrezo para una foto. Ningún animal entiende lo que es un abrazo –ni siquiera tu perro lo hace- y para ellos estar rodeado por los brazos de una persona, posando para un móvil, es una situación tremendamente estresante. Y es muy probable que sientan que su vida corre peligro.