La previene el cáncer
Estudios recientes han sugerido que los compuestos que contienen azufre (es decir, de sulforafano) que dan a las verduras crucíferas ese sabor un poco amargo son también los que les aportan su poder para combatir el cáncer (tanto de esófago, próstata, páncreas o melanoma). Y es que este compuesto puede inhibir la enzima histona desacetilasa (HDAC), involucrada en la progresión de las células cancerosas. Aparte de la rúcula, el brócoli, la coliflor, los nabos o las coles también poseen estas propiedades.
La rúcula previene la osteoporosis
La rúcula o rúgula se cultiva desde la época de los romanos y a pesar de ser una de las crucíferas menos reconocidas proporciona muchos de los beneficios que las verduras más conocidas y nutritivas como el brócoli o las coles de Bruselas. Diversas investigaciones ya han puesto de manifiesto que la baja ingesta de vitamina K ha sido asociada con un mayor riesgo de fractura ósea y la rúcula también contribuye a aportar nuestra dosis necesaria de calcio diario.
La rúcula ayuda a gestionar la diabetes
Las verduras de hoja verde como la rúcula contienen un antioxidante conocido como ácido alfa-lipoico que reduce los niveles de glucosa en sangre y aumenta la sensibilidad a la insulina en pacientes con diabetes. Estudios internacionales sobre ácido alfa-lipoico también han demostrado disminuciones en la neuropatía periférica o neuropatía autonómica en las personas diabéticas.