Los 100 tumores de la sangre que existen

Células cancerígenas 960x623
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Leucemia, linfoma y mieloma no suelen ser términos ampliamente conocidos. Incluso quienes han sido diagnosticados con alguna de estas enfermedades, muchas veces se enfrentan a expresiones completamente nuevas para ellos y a un cambio rotundo en su vida.

Infobae.- Leucemia, linfoma y mieloma no suelen ser términos ampliamente conocidos. Incluso quienes han sido diagnosticados con alguna de estas enfermedades, muchas veces se enfrentan a expresiones completamente nuevas para ellos y a un cambio rotundo en su vida.

Leucemia, linfoma y mieloma, el término «cáncer de sangre» engloba diversas enfermedades que afectan a la médula ósea y a las células sanguíneas. Dependiendo de las células afectadas, se pueden originar hasta 137 hemopatías malignas, según describen los actuales manuales de medicina.

La médula ósea es la «fábrica» de células madre hematopoyéticas, las cuales se dividen y maduran hasta dar lugar a los tres tipos diferentes de células de la sangre: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

Linfoma: tumor maligno de los ganglios linfáticos, también constituyen un grupo de patologías muy heterogéneas. Suelen presentarse con aumento progresivo del tamaño de los ganglios y fiebre, sudación nocturna o pérdida de peso no justificada. Se clasifican en Hodgkin y no Hodgkin, con pronóstico y tratamientos diferentes.

Mieloma múltiple: Corresponde al 1% de los casos de cáncer y al 13% del cáncer hematológico. La incidencia aumenta progresivamente con la edad alcanzando un pico entre los 50 y 70 años y su presentación rara vez se da antes de los 35 años. Algunos casos fallecen a las pocas semanas del diagnóstico, mientras otros viven más de diez años. La tendencia es adecuar el tratamiento a nuevos criterios pronósticos.

Tradicionalmente el cáncer hematológico requería tratamiento quimioterápico, combinado o no con radioterapia, pero en los últimos años hubo un importante avance en la investigación y desarrollo farmacológico contra estas entidades. Anticuerpos monoclonales, terapias biológicas blanco específicas (inhibidores de kinasas o de proteínas antiapoptóticas), nuevas modalidades de trasplante de médula ósea y nuevas formas de administración de las drogas (vía oral o subcutánea) han impactado positivamente extendiendo la supervivencia y mejorando la calidad de vida de los pacientes con cáncer de la sangre.

El desafío de los próximos años consistirá en la transformar algunas de estas neoplasias en «enfermedades crónicas de lenta evolución», evaluar la posibilidad de suspender tratamientos que actualmente son de duración indefinida y alcanzar la curación si la enfermedad no es detectable.

 

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Jessica Hernandez

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