¿Cómo elaborar un discurso político efectivo?

J M Guerrero 1
J M Guerrero 1
El candidato que no deje nada de su discurso en el psiquis del elector, sin lugar a dudas ha fracasado en sus aspiraciones.

Es imposible construir la victoria electoral, con un candidato sin un discurso político que conecte y carente de propuestas coherentes. No puede existir un lazo conector entre el dirigente y los votantes, de no ser por el vínculo existente de emisor y receptor. En esta interacción deben converger las estrategias de comunicación, imagen pública y adecuación del discurso.

Lo que obliga realizar la pregunta, ¿Cómo elaborar un discurso político efectivo?; existe una regla o directrices, que establezcan los parámetros pertinentes para lograrlo, de ser así, esto descartaría cualquier justificación para quienes en el pasado han aspirado escalar los resortes del poder sin éxito. Podemos ver, el ejemplo perfecto, en las elecciones norteamericanas de 1960, Nixon Vs. Kennedy, durante 8 años Nixon ocupó la vicepresidente de Eisenhower, conocido por todos sus compatriotas y Kennedy había agotado 2 períodos como senador y uno como representante.

En el debate final, Kennedy obtuvo la ventaja por su imagen al momento en que el país sintonizó en sus televisores el evento, Nixon lucía fatal ante un impecable candidato opositor; sin embargo, quienes lo escucharon por la radio, entendían que Nixon tuvo mejor desempeño. Es decir, la apariencia influyó en el alcance de las posturas del republicano. Con esto, se demuestra que los tres puntos mencionados con anterioridad, realmente son indispensables para obtener una perorata eficaz. Aunque, todo gran aspecto no puede dar sustancia ni vínculo a los postulados de un político que anhele obtener el favor de sus conciudadanos.

Desde la perspectiva del consultor, Yago de Marta, expone la importancia de los discursos cortos, sencillos y fáciles de procesar para el buen entendimiento del receptor. Considera superfluo apelar a arengas que agudicen las emociones del espectador, puesto que no llevan a nada, y complican la asimilación del mensaje, haciendo que pierda su efectividad. Las extendidas intervenciones pueden devenir de un atractivo del candidato a un penoso sermón y lo prometido parecer como algo imposible de cumplir.

Los discursos son la principal carta de presentación de la  propaganda del candidato, por eso es prudente adaptar el mensaje al nivel intelectual de la capacidad receptiva de los destinatarios. Por eso, es la obligación de presentar diferentes tipos, un discurso para la sociedad, uno dirigido al empresariado y otro para las bases partidarias.

Algunos grandes oradores de la historia han sido líderes políticos de magnas dimensiones, desde Churchill hasta Fidel Castro, por paradójico que parezca, han dominado el arte de la palabra hablada. Pero; hay candidatos exitosos que no han vendido su discurso ante las grandes multitudes, sino utilizando el acercamiento a la gente, el cara a cara y otros medios.

Como también existe, la estrategia comunicativa de “espora pública”, que es explicada de la siguiente forma por Roy Campos, cito: “Consiste en formular contenido e ideas contagiosas e inocular esta información a todas las personas posibles mediante los canales comunicativos al alcance, y procurar dosificarlo constantemente para evitar que muera la idea o sea sustituida por otra.”

Asimismo está la triangulación, que ideó Dick Morris para las campañas presidenciales de Bill Clinton, consiste en pocas palabras, en acorralar al oponente, quitándole las principales propuestas de su oferta electoral, sin perder la esencia misma ni originalidad de tu propio plan de gobierno.

Al final de todo, el objetivo principal del discurso político es lograr destacar al candidato y que se posicione en las preferencias electorales. Para esto, debe fundamentarlo en propuestas factibles y no utopías; de forma tal que los votantes que pertenecen al extracto social que no sucumbe ante el clientelismo, endosen su proyecto y propaguen el proyecto del aspirante por medio de su discurso, es decir que se conviertan en multiplicadores.

Incluso la falta del discurso político funcional, ocasiona que los adeptos de quien no complemente sus aspiraciones con una política comunicacional efectiva, se les hace irrealizable la gestión de darle publicidad a su candidato, porque en ausencia de una oferta electoral novedosa, es imposible demostrar la importancia de sus propuestas y solo queda recurrir al ataque a los contrincantes. Fallan en su cometido y antes que auparlo le generan unas terribles relaciones públicas, porque producto de la carencia de una línea comunicacional eficaz, solo queda la opción de la campaña sucia.

El mensaje electoral debe calar en los diferentes medios de difusión, ya sean de comunicación tradicional o las redes sociales, de no lograr este fin, todo esfuerzo ha sido pírrico. Jorge Imhof, lo sentencia de esta manera, cito: “Como dicen en el mundo de la comunicación política, si lo que difundís en las redes no llega a los grandes medios, sólo estás tomando un trago con amigos.” Y viceversa, si las intervenciones en la prensa no repercuten en las redes, no se ha logrado nada.

El candidato que no deje nada de su discurso en el psiquis del elector, sin lugar a dudas ha fracasado en sus aspiraciones. Los políticos que no consiguen conectar con la gente, padecen lo  diagnosticado por el asesor, José Alfonso Ibinarriaga, cito: “Las campañas políticas se tratan de la gente, de estar con ella, de ponerse en sus zapatos, pero los políticos creen que las campañas se tratan de ellos mismos, en segundo lugar de ellos y en tercer lugar del resto de los políticos.”

Concluyo con estas preguntas al lector: ¿Cuál de los candidatos actuales no deja nada de su discurso plasmado en usted, ni provoca nada que repercuta en los medios de comunicación ni redes sociales? y ¿Cómo podría ganar si nadie conoce su oferta electoral?

Por; Jesús M. Guerrero

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