Dudas que salvan vidas: La necesidad de ser bueno, un caso de Perfecto Acosta

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Por: Valentin Medrano Peña.

Al arribar a su segundo periodo de gobierno, luego de unas vacaciones en la oposición que se extendieron por cuatro años, el Dr. Leonel Fernández Reyna disponía del tren administrativo que le acompañaría en su nuevo gobierno, designando en la más novicia y grande de las provincias del país al Dr. Perfecto Acosta como Procurador Fiscal de la Provincia Santo Domingo.

Este había sido Ayudante del Fiscal del Distrito Nacional en el primer gobierno del Dr. Fernández Reyna en el periodo 1996-2000, justamente en este periodo fue; que estando designado ante la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), para investigar los crímenes de narcotráfico; cuando el Dr. Perfecto Acosta entendió la necesidad de poner en dudas todas las informaciones en torno a una investigación.

Estando en su Despacho fue ocupado por un Mayor investigador del Ditis, uno de los departamentos investigativos de la DNCD, a los fines de dar curso a una investigación y solicitar las órdenes para llevar a efecto un arresto que se presumía sería en flagrante delito, pues una fuente confiable de ese cuerpo había servido la información de que un delincuente habitual almacenaba una droga en una residencia ubicada en uno de los tantos barrios citadinos.

Recibida la información el Fiscal Ayudante solicita las órdenes que le fueron tramitadas con urgencia, ya que la información daba cuenta de que el sospechoso podría mover la sustancia controlada.

Surcado el escollo procesal, obtenida la orden y dispuestos los oficiales que intervendrían, se montó el operativo de captura y decomiso. Emprendieron la marcha a la residencia indicada y se produjo el allanamiento, produciéndose la detención en principio de dos señores de edad avanzada, a los que luego se identificó como los padres del sospechoso, quienes informaron que este se encontraba trabajando en una empresa muy prestigiosa donde hacía las veces de obrero, y cumpliendo un jornal laboral que le hacía retornar a la casa a eso de las 6:30 de la tarde, hora próxima al arribo del contingente y del Fiscal, quienes decidieron esperar al mismo a escondidas para arrestarle y proceder al allanamiento y posible decomiso.

En tanto se producía la espera, el Fiscal Perfecto Acosta le tornaba algunas preguntas a los detenidos respecto al carácter y hoja de vida de su hijo, obteniendo como repuesta un dibujo de una figura que no encuadraba en la definición de un distribuidor de drogas, pero estos eran sus padres, y pensó para sus adentros “que no hay hijo malo para los padres”, pero decidió hacer valer la espera y movido por las dudas que le sembraban la condición laboral del joven sospechoso, sus múltiples diplomas y reconocimientos, decidió pues abordar a algunos de los vecinos, quienenes pintaron el mismo retrato que los padres. “Es una pena que una persona con tan buena reputación, la tire por el suelo metiendose en esa vaina”, dijo a uno de los oficiales.

Cuando llegó el sospechoso este fue arrestado sin dificultad alguna, no presentó resistencia, venía ataviado con la ropa de obrero de la empresa, su casco protector debajo del brazo derecho e incrustado entre este y su pectoral, botas anchas amarillas y un pañuelo blanco sucio en la parte trasera del ajado Jeans que vestía.

Por la distancia de la empresa respecto del lugar de su residencia y la hora de entrada, debía estar de pies a mas tardar a las cinco de la mañana, por lo que el supuesto expendio de Drogas que se le atribuía no parecía tener crédito, a no ser que se tratara de un vampiro que no necesite dormir.

No obstante se produjo el allanamiento y justamente en el lugar donde había dicho la fuente a los oficiales, se encontraron 30 gramos de cocaína envueltas en una funda color negro, razón por la cual fue hecho preso el sospechoso y se procedió a llenar las actas correspondientes.

Perfecto Acosta estaba desilusionado, otra vez más su fe en los hombres había sido vencida por prueba irrefutable, no obstante decide preguntar al detenido por la sustancia encontrada y su vinculación. Este notoriamente contrariado, llorando copiosamente juraba no tener nada que ver, “nada raro, pues nadie confiesa sus delitos por lo regular, y esos delincuentes son verdaderos actores”, pensó el Fiscal.

Pero cómo siempre, se interpuso la consabida bohnomía de Perfecto Acosta, la que hacía que prestara la atención a aquel ciudadano, lo veía no como una cosa, sino como un ser humano que le importaba, razón por la cual preguntó a este, “¿pero cómo usted puede negar que eso sea suyo, pues en su casa sólo viven sus padres y usted, y si no es suya es de uno de ellos?”, dijo el Fiscal.

El detenido comprendió que sus palabras podrían afectar a sus amados padres y decidió sólo atinar a decir que no era de sus padres, que eso era impensable, sin negar en su respuesta la propiedad de la Droga.

Ya esposado y a subido en el vehículo que lo transportaría a la sede de la DNCD, el detenido dice a su madre llorosa e incrédula en una voz que simulaba a una estación radial mal sintonizada, “Madre no llore y dele la pastilla a papi para que no le vaya a afectar en corazón y confíe en mi que yo nunca le haré avergonzar”. Mal consejo de no llorar de quien no había cesado un solo instante de hacerlo.

El cuadro era desolador, hasta los incrédulos vecinos, ya apostados al rededor sentían desgarrarse por el asombro y el dolor y la tristeza que les producía el estado del joven y el abandono a que estarían sometidos sus padres con esta situación. Una de ella se atrevió a decir como queriendo ahogar sus palabras, “es que ese muchacho no es de nada, yo no lo puedo creer”.

Perfecto Acosta miró alrededor antes de abordar el vehículo, observó la maltrecha pero limpia vivienda, a los padres del arrestado y a los vecinos, y una enorme duda le abordó diciéndose para sus adentros, “aquí hay algo que no me cuadra”.

“Usted tiene algún enemigo”, preguntó Perfecto Acosta dirigiéndose al joven arrestado, quien luego de hundirse en un prolongado pensamiento dijo, “Piraña era el marido de mi mujer antes, tienen una hija, y él me amenazó en una ocasión diciendo que me iba a ver preso en la carcel de La Victoria”.

¿Y cómo se llama su mujer?”, preguntó el Fiscal, cosa que le fue respondída, ¿Tiene usted alguna foto de ella, de la niña y del tal Piraña? Volvió a cuestionar Perfecto Acosta, a lo que el detenido respondió, “creo que en el álbum que está sobre el estante de la sala hay una foto de ellos cuando vivían juntos”.

El Fiscal hizo detener el vehículo que ya arrancaba, y pidió a la madre del arrestado que le trajera el álbum de fotos familiares, el cual al recibirlo le dio respuestas a todas las dudas del fiscal investigador.

El apodo y la imagen de la foto familiar coincidían exactamente con los de la fuente de entero crédito que proveyó la información.

Luego de una investigación esta fuente fue arrestada, procesada y condenada por la droga que admitió luego, le plantó al ciudadano que a la sazón era conviviente de su ex pareja.

Así funciona esta cosa, la fuente es un delincuente que toma decisiones de acuerdo a sus intereses, para sacar de juego a un competidor o a un enemigo, planta pruebas o da informaciones al Policía que las cree sin dudar, hace la actuación que envía al Fiscal quien la acepta sin cuestionamientos y la procesa para con el Juez quien sin dudar cree en el Fiscal y termina por aceptar sus pedimentos. Al final, el Juez obró de acuerdo a los intereses del delincuente.

Esta es una de las tantas historias de la Ciudad desnuda, que la más de las veces terminan mal, en esta ocasión gracias a la objetividad de Perfecto Acosta y sus dudas, no ocurrió así.

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