”Qué culpa tiene el humano de ser humano? Nacer como humano, vivir como humano, comer como humano, sentir como humano, querer como humano, reír como humano, llorar como humano, sufrir como humano, morir como humano, todo ello sin ser inhumano. Confieso ser culpable de ser humano.” (Twit).
Por: Valentín Medrano Peña.
Don Mariano Germán Mejia cesará en sus funciones como miembro del Poder Judicial y con ello a su condición de Presidente de la Suprema Corte de Justicia y del Consejo Superior del Poder Judicial.
La ocasión sirve, como suele ocurrir con el poder y sus mieles, para que muchos le empiecen a retirar afectos, otros a criticar su gestión, mientras la mayoría de sus colegas han de replegarse y poner distancia para no parecer parte del equipo del saliente presidente, en la expectativa de poder resultar ser gracioso o parecer víctimas o excluidos a los ojos del posible nuevo incumbente. Aún no manifiestan favoritismo pues no es oportuno y podrían errar respecto al elegido, las empalagadoras acciones tienen que esperar.
Don Mariano Germán Mejia es uno de los más exitosos abogados de la historia dominicana, amén de que mucho de su éxito se debe a decisiones al margen de sus capacidades, pues el ejercicio de un cargo público no electivo depende de una voluntad ajena a la del designado, sin embargo dio respuesta positiva a la confianza conferida, y en su caso puede exhibir una carrera cargada de lauros que incluyen el hecho de haber ocupado todos los cargos cimeros importantes en el ámbito jurídico con notas sobresalientes.
Fue un brillante abogado en ejercicio cuya estela es recogida por los medios trascendentes de la época de su largo y aquilatado ejercicio profesional, siendo considerado entre los cinco más diestros abogados del país y un exquisito, ducho y seguido catedrático, logros para nada despreciables.
Fue Procurador General de la República con un ejercicio respetuoso y honesto, siendo su buen desempeño la causal que le catapultó a ascender a la presidencia del tribunal supremo tiempo después.
Ocupó varias posiciones públicas en las que se desempeñó con eficiencia, dándoles a las direcciones a su cargo un sello característico de accesibilidad y trato cortés y jovial, amén de un manejo pulcro y adecuado de presupuesto, personal y recursos.
Don Mariano Germán Mejia es la envidia de todo abogado y de cualquier ciudadano, habiendo demostrado ser capaz, bien formado, exitoso, locuaz y famoso.
Decir Don Mariano Germán es desdecir del acostumbrado trato afable, chacharachero y jovial, tan jovial que a sus más de 70 años, en edad de peloteros, todos le llaman Marianito, como si se tratara aún del mozalbete que irrumpió en la vida pública nacional hace varias décadas con impetuosidad y determinación.
Y ascendió a la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia y del Poder Judicial y entonces todo cambió, no hay que negar que tuvo mucha ayuda interna en el descalabro y afectación de la Suprema Corte de Justicia en lo referente a la visión y valoración que de ese órgano se tiene.
Sus acciones como juez fueron muy limitadas, siendo el caso más asonado el que presidiera contra el expresidente de la república, Ing. Hipólito Mejía, sí, leyó bien, contra Hipólito aún cuando Hipólito no era el imputado ni Don Mariano Fiscal, en este proceso en el que era imputado un bocón banilejo, Don Mariano actuó más como un vengador despechado que como un juez.
Luego vinieron las ordalías y purgas y linchamientos del debido proceso en los juicios disciplinarios contra jueces, el espectáculo más deplorable y nocivo de la gestión marianista, incitado, luego se sabrá, por sus enemigos camuflados del seno del poder judicial que aprovechando el deseo de saneamiento del inexperto y bien intencionado juez presidente, dieron riendas sueltas a su odio despótico y dañoso, sus ambiciones desmedidas y aunaron la instauración de grupismos, manteniendo un enfrentamiento constante que trascendió en muchos casos a enemistades personales.
Don Mariano Germán, creo que llegó cansado al Poder Judicial y decidió no enfrentar, sortear las apetencias y permanecer en el cargo preñado del deseo de hacer un buen papel, pero apostó a figuras desgastadas y maleadas empoderándolas, y tuvo que ser testigo de las más execrables vilezas.
Don Mariano Germán Mejia fue objeto de muchas loas en su desempeño por quienes a partir de ahora serán sus más iracundos críticos, es el papel de los judas, que aún esperan la definición del puesto para elevar sus repulsas al pasado y manifestar su complacencia por el nuevo incumbente, a quien manifestarán el amor que por él o ella han sentido desde chiquitic@..
Don Mariano fue y es un gran abogado, un buen procurador, un mal juez y un excelente ciudadano, y aún cuando su gestión en el Poder Judicial es un revés en su hoja de vida, una pifia que ojalá podamos todos olvidar y superar, tiene muchas cosas por las que sentirse orgulloso, pero sus traicioneros y sus víctimas gritarán con sentimientos encontrados y a viva voz: ¡El rey ha muerto, viva el rey!
Qué culpa tiene el humano de ser humano? Nacer como humano, vivir como humano, comer como humano, sentir como humano, querer como humano, reír como humano, llorar como humano, sufrir como humano, morir como humano, todo ello sin ser inhumano. Confieso ser culpable de ser humano.
— Valentin Medrano P (@ValentinMP14) February 6, 2019
