Yahoo.- No son buenos tiempos para Darren Till. Este británico de 26 años, natural de Liverpool, es luchador de artes marciales mixtas (MMA), uno de los deportes más duros, exigentes y peligrosos que existen. Compite en peso wélter, hasta 66 kilos y medio aproximadamente, y tiene unos registros muy buenos: en sus 17 combates como profesional lleva 15 victorias, diez de ellas por KO, y solo dos derrotas.
Lo malo es que estas dos peleas perdidas, contra los estadounidenses Jorge Masvidal el pasado marzo y Tyron Woodley en septiembre (con el título de campeón de la UFC en juego), han sido sus dos últimos combates hasta ahora.
Para intentar salir de esta dinámica negativa y recuperar la senda del triunfo optó por desconectar y tomarse unas vacaciones. Como tantos compatriotas suyos, el destino elegido fue el sol y el calor de España; concretamente, la isla canaria de Tenerife. Pero si lo que quería es tranquilidad, quizás no fuera buena idea marcharse con un grupo de amigos.
De hecho, la pandilla de guiris se desmadró tanto que, según recoge la prensa local, les expulsaron de un hotel en la costa de Adeje, al suroeste de la isla, por causar graves destrozos en el inmueble, entre ellos romper muebles y vaciar extintores. Otro establecimiento cercano, advertido de los hechos, les negó la entrada. Así que pidieron un taxi y, mientras el conductor estaba cargando el equipaje en el maletero, Till y uno de sus acompañantes se subieron al vehículo y se marcharon de allí. Tras la denuncia del robo, una patrulla de la policía interceptó el coche en La Caleta, otra localidad cercana, y detuvo a los malhechores.
La última información disponible indica que el peleador todavía permanece arrestado. Se desconoce qué delitos concretos se le atribuirán y, por tanto, a qué pena puede enfrentarse. Lo que sí se sabe, porque es de domino público y porque cada año nos encontramos decenas de noticias de similar calibre, es que en demasiadas ocasiones el comportamiento de los turistas que vienen a nuestro país desde el norte de Europa deja mucho que desear. Aunque la gran mayoría de los visitantes se limita a divertirse sin causar daños a nadie, lamentablemente borracheras, desórdenes públicos de todo tipo, peleas o incluso el ya célebre “balconing” (una extraña afición consistente en saltar a las piscinas de los hoteles desde las terrazas de las habitaciones, a veces a gran altura, y que no es raro que acabe con varios muertos), son el pan nuestro de cada día en las zonas con más afluencia de visitantes.
Por poner algunos ejemplos relacionados, aunque sea tangencialmente, con el deporte, puede recordarse la batalla campal que se desató en las calles de Magaluf, en Mallorca, entre decenas de hooligans ingleses y escoceses en junio de 2017 tras el partido que enfrentó a sus selecciones nacionales, y que se saldó con decenas de heridos…
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England and Scotland fans clash in Magaluf after the game yesterday credit @jack_harrower pic.twitter.com/aW92IdAGAU
— Deals Deals Deals (@giftidea01) June 11, 2017
