Yahoo.- La búsqueda de nuevos materiales con los que fabricar ordenadores, dispositivos médicos y productos similares dio un salto importante cuando se descubrió el grafeno. El problema es que conseguir grafeno suficientemente puro para poder emplearlo en la industria no es sencillo.
Al menos, no mediante procesos químicos. Pero si se emplean bacterias para generarlo, como se propone en un artículo reciente, la cosa cambia. El proceso pasa a ser mucho más barato, eficiente y sostenible ambientalmente.
Para entenderlo, tenemos que recordar qué es el grafeno. Esencialmente, se trata de una sustancia compuesta por carbono, formada por una única capa de átomos. Esta estructura le permite conducir la electricidad al tiempo que es maleable – deformable, por decirlo de una manera sencilla – y muy, muy resistente.
En su fabricación se emplea grafito. El mismo compuesto que forma la mina de los lápices, pero mucho más fino. El problema es que de manera industrial no se consigue grafeno puro, lo que reduce su capacidad para conducir la electricidad y le hace perder otras propiedades.
Así que, buscando una manera de conseguir grafeno más puro y de manera más rentable, un equipo de investigación pensó en dejar que fuesen unas bacterias las que se encargasen de purificar el grafeno. En concreto, células de Shewanella oneidensis.
A estas bacterias se les proporcionó grafito oxidado (GO) con un grosor muy reducido. Vaya, que se sacaron lascas de grafito muy finas, pero que al entrar en contacto con el aire se mezclaban con oxígeno. Al hacerlo, dejan de conducir la electricidad de manera tan eficaz.
Pero las bacterias, si se les deja tiempo, retiran el oxígeno del GO. Y lo que se obtiene es grafeno de alta pureza, muy superior a la que se obtiene mediante procesos químicos industriales. En un tiempo récord, también hay que decirlo.
De esta manera se puede obtener una gran cantidad de grafeno de manera barata. Separar el producto de las bacterias que lo han generado no resulta muy complejo. Pero lo que es más curioso es que este grafeno, dada su pureza, se puede conservar y emplear durante mucho más tiempo.
¿Emplear en qué? En las primeras pruebas, han generado dos productos de gran utilidad. Por una parte bio sensores de efecto campo – FET biosensors en inglés – que pueden detectar cambios químicos producidos por procesos biológicos y acoplarlos a dispositivos médicos. Por ejemplo, un biosensor que detecte cambios en la concentración de glucosa. Pero que apenas ocupe espacio, y sea altamente resistente.
Lo segundo que han obtenido es tinta conductora. Un tipo de sustancia que permite generar todo tipo de soluciones, que van desde teclados de ordenador a hilos térmicos en las lunas de los coches. Gracias al grafeno, serán muy resistentes y eficientes.
De aquí a generar chips de ordenador, almacenamientos de memoria y todo tipo de dispositivos no hay un gran paso. Y gracias a una bacteria, se podrá conseguir que sean baratos.
