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Don Luis García Crespo, de Teleradioamérica no es un político, es un empresario

Valentin Medrano 2
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“Don Luis García Crespo, de Teleradioamérica no es un político, es un empresario que ha sido varías veces sentado en el banquillo de los acusados por presuntas difamaciones cometidas por otros. No hace causa común con criterios, pero ha pagado las consecuencias, y está cansado ya”.

EL ¿DIFAMADO? LUIS GARCÍA CRESPO. LAS RAZONES DE UNA LÓGICA REACCIÓN.

Por: Valentín Medrano Peña.

Debo dentro del estado de politización, fanatismo y abusos de derechos que vivimos, de las sospechas interminables y las constantes de condenas, aclararme:

Ya no importa lo que hagas o digas, los cerebros elucubradores, las mentes creativas y claramente intencionadas me ubicarán, me darán un propósito y obviamente me crucificarán, lo cual es un honor inmerecido, pues esta forma de muerte fue santificada por el hijo del altísimo.

Lo dicho con relación al empresario Don Luis García Crespo, propietario de Teleradioaerica Canal 46, se debe al hecho de que al respecto fui testigo de excepción, creo hablar con propiedad. Y es que en ocasión de una demanda y acusación penal en su contra, por presuntas palabras injuriosas vertidas por el afamado periodista Marino Zapete en contra del político y funcionario público Pedro Corporán, fui apoderado de la defensa técnica del ciudadano Luis García Crespo, sentado en el mismo banquillo donde miles de delincuentes le antecedieron y otros le sucedieron, sin ser éste un delincuente, sin haber definido en su conducta ninguna definición de acto ilegal alguno.

Recuerdo aquellos días. Las interminables reuniones, las constantes llamadas de preocupación. No era miedo o falta de valor, sino esa sensación de sentirse fuera de su habitad natural y en un estado de cuestionamiento inmerecido.

Don Luis García fue encausado por creer en la libertad de palabra y propenderla, sin un dicho o un hecho delictivo y salió airoso.

Gastos excesivos, tiempo acumulado y desatención de sus obligaciones por estar atendiendo a las exigencias de los avatares de la justicia penal.

Y nunca recibió una palabra de aliento, un acto de solidaridad o una explicación satisfactoria. Sólo fue reducido a la condición de imputado, de acusado, de proscripto, ajado y mancillado y en dudas, justamente todo aquello para lo que ha luchado u trabajado no ser.

Su acción de poner fin al contrato del periodista Zapete no la justifico ni la condeno, no la apruebo no desapruebo, pero si la comprendo y conozco sus referentes.

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