ESPNDeportes.com
Barcelona, España.- Entre octubre y diciembre de 2010, en el ecuador de la etapa de Pep Guardiola en el banquillo azulgrana, el Barça sumó 15 victorias y un empate, en una racha que se mantenía como la mejor de los últimos tiempos. Hasta que Messi marcó dos goles en Eibar este sábado y el equipo de Luis Enrique sumó su victoria número 16 en 17 partidos.
Además, el 0-2 de este sábado significó el noveno triunfo consecutivo lejos del Camp Nou, superando los ocho logrados hace dos temporadas y quedando a cuatro de las 13 victorias que a domicilio enlazó el Barça de Guardiola en la temporada 2008-09.
Desde que en el primer encuentro del año el Barcelona perdió en San Sebastián y se encendieron todas las alarmas, el fútbol le ha resucitado a lo bestia, le ha catapultado y le ha colocado al frente de todo. Ha cambiado la depresión por ambición, ha hecho de la ansiedad la mejor de las recetas y acoplando a su tridente de oro se ha disparado de manera absoluta.
Messi sumó otros dos goles para acumular 20 en este 2015 y dirigir con puño de hierro a un equipo que no se derrumbó por el tropiezo frente al Málaga y que ha enlazado otras cinco victorias consecutivas para presentar las mejores credenciales primero frente al Manchester City, el miércoles, y ante el Real Madrid el domingo, en un choque que puede no sentenciar pero sí perfilar el campeonato de Liga.
Rodeado de polémicas en el ámbito jurídico, señalado por la justicia, encausado el club y su presidente, el vestuario ha sabido aislarse de todo el ruido exterior de una manera soberana. “No es fácil”, advirtió el viernes Luis Enrique, “pero estamos acostumbrados”, sentenció el entrenador asturiano, en un claro mensaje proclamando la madurez de una plantilla que convirtió la necesidad en virtud, la urgencia en excelencia y la depresión en un optimismo que se multiplica.
El Barça ha mezclado el vértigo con el rondo, le ha puesto unas gotas de especulación (Villarreal) y pausa (Granada o Eibar) para dispararse. Y enfoca los 18 compromisos que puede llegar a jugar hasta final de curso (si se clasifica para la final de la Champions), con la máxima ambición.
“Cada partido hay que jugarlo como si fuera el que nos va a dar el título”, avisó el viernes Luis Enrique. Y en esas está el equipo. Le restan 11 duelos en la Liga, la final de Copa y el reto supremo de la Champions para dar lo mejor de sí mismo. Y en esas está el mejor Barcelona de los últimos tiempos. Al menos en el césped.
