Una desesperada fiebre de búsqueda de oro invade a Villa Altagracia por falta de trabajo

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Redacción Freddy Medrano

VILLA ALTAGRACIA, República Dominicana-Solo se escucha el murmullo y se ve el incesante caminar de sus pobladores en los alrededores del antiguo y cerrado ingenio Catarey, símbolo de la prosperidad que brindó la industria azucarera a esta comunidad.

La desaparición de la industria azucarera en esta población de migrantes internos, trajo consigo el desempleo.

A pesar de que la transición de los campos de caña a la producción de cítricos se hizo con excelentes resultados, la falta de trabajo sigue siendo el problema más acuciante de este poblado.

Hoy, a falta de oportunidades de trabajo se está iniciando una nueva forma de vida: la búsqueda de oro de aluviones.

Orlando Santil es haitiano, y desde hace 20 años vive en Villa Altagracia. Dedicó parte de su vida a trabajar en campos agrícolas.

“Hemos tenido que hacer otras cosas, porque la vida se ha puesto muy difícil aquí”, reflexiona.

Santil forma parte de una cuadrilla de más de cien hombres que todas las mañana se levanta a buscar oro en la zona denominada Sabana Mina, en Villa Altagracia.

En las proximidades de esta zona cruza el río Isabela que abastece de agua al Distrito Nacional y el Gran Santo Domingo, y luego se une al río Ozama cerca del sector de Arroyo Hondo, para descansar en el mar Caribe.

En Villa Altagracia la búsqueda de oro se está convirtiendo en una epidemia.

“Hay día que me gano 2 mil pesos, vendiendo el oro que logro sacar de los hoyos que hacemos un equipo de cinco hombres”, dijo Santil.

“El trabajo es duro, pero hay que hacerlo”.

La carrera acelerada por la encontrar del precioso mineral en ese municipio de la provincia de San Cristóbal, puede asemejarse, en menor grado, con la búsqueda de oro a principios del siglo XVIII en California, Estados Unidos.

¿Cómo funciona la búsqueda artesanal de oro?

Propietarios de fincas se han dado cuenta del negocio, y han establecido campamentos improvisados de excavación para la búsqueda de oro en sus respectivas propiedades.

Un equipo de hasta 30 hombres trabaja en una de las  fincas cavando hoyos. Al extraer grandes cantidades de tierra, ese material es lavado en las proximidades del río Isabela.

Tras el resultado el lavado, se encuentran pepitas de oro que son vendidas al propietario de la finca.

“Tenemos que hacer turnos para hacer los hoyos, mientras se lava la tierra”, dijo Santil.

Cuando en una excavación se encuentra oro, es necesario que al final de los días varios hombres amanezcan vigilando el hoyo para evitar el robo de otros buscadores del mineral.

El oro que es comprado por los propietarios de fincas, luego es vendido a joyerías y otros establecimientos que se especializan en el pulido y la comercialización del precioso metal.

Villa Altagracia está en transición de la producción de caña y cítricos, a la búsqueda de oro.

 

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