Las autoridades cada cierto tiempo muestran cifras positivas de la economía dominicana.
Quizás el método para medir el crecimiento en la creación de riquezas y su distribución sea cuestionable, pero es indiscutible que República Dominicana posee una de las de economías más vigorosas de la región.
Ese crecimiento económico del que se ufanan las autoridades tiene un lado que debemos analizar, que nos hace formular la siguiente pregunta ¿Es válido seguir endeudando al país bajo la premisa de mostrar números favorables en el desempeño económico?
La declaración del ministro de Hacienda de que el Estado dominicano va a tomar la friolera de 189 mil millones de pesos prestados para financiar el presupuesto y pagar deudas mueve a preocupación.
Es hora de que paremos la enorme burocracia del Estado dominicano y el gasto dispendioso.
¿Cómo es posible que tengamos tanta duplicidad de instituciones y ministerios que solo sirven para dar cabida a los militantes del partido de turno y profundizan los déficits en las cuentas públicas?
Los gobiernos deben dar el ejemplo, antes de pedir sacrificio a la población con una nueva carga fiscal.
República Dominicana debe verse en el espejo de Grecia y Puerto Rico que hoy son países considerados parias a nivel internacional porque su deuda es impagable debido a la irresponsabilidad de sus autoridades.
Paremos el festival de préstamos, pensemos en las futuras generaciones de dominicanos. Queremos cerrar este editorial evocando los versos de un popular poema que sentencia…no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague
Pensemos en el país.
