Educación de las emociones, una voz que sigue clamando en el desierto

Hoy todo el mundo lamenta la muerte de una figura pública como el alcalde del municipio Santo Domingo Este, Juan de los Santos. Una situación mal manejada emocionalmente parece que fue el detonante de esta tragedia.

Junto a la tragedia que en la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU) dejaba tres muertos. Se anunciaba otro incidente en Santiago de los Caballeros que también cobraba una vida humana, por un mal manejo emocional de una situación aparentemente insignificante.

Todo indica que debemos alfabetizarnos emocionalmente. Profesionales en distintas disciplina son analfabetas emocionales y ejecutan acciones propias del más incipiente primitivismo.

Tengo que volver al maestro Ángel Palacio y su libro “”Educar es mucho más” cuando en el capítulo X o unidad  X  como él lo llama,  aborda el tema de “Educar para la vida”.   Citando a  Alfred North Whitehead expresa  que la educación tiene una sola asignatura que es la  vida humana en todas sus manifestaciones. Completando la cita con Ovidio Decroly, destaca que   este tenía como ley primaria  de su sistema educativo  el “Educar por la vida y para la Vida”.

Hoy creo que esa sentencia de educar por la vida y para la vida cobra más fuerza que nunca. Frente a la tragedia que cobra vida, es un peligro inminente el convivir con analfabetos emocionales que no llevan a la neocorteza sus instintos y actúan como cuando estábamos en las cavernas, en donde  había que subsistir en un mundo cuya norma era o matas o te matan

El profesor Palacio se pregunta  si realmente se está educando para la vida o existe un desfase en la pertinencia del aprendizaje; en donde el alumno egresado de la escuela básica (yo agrego de cualquier grado) no vincula su aprendizaje con los procesos sociales o económicos. Esos aprendizajes tienen poca utilidad para los requerimientos cotidianos de producción económica, cultural  o para la vida cotidiana o doméstica.,

Siguiendo con lo desarrollado, encontramos que la primera tarea a la hora de seleccionar la misión de la escuela es identificar como la escuela puede entrar en la vida de los estudiantes en orden a cambiar su respuesta para vivir en el mundo.

Debemos educar para el amor, pero debemos recordar siempre que el amor bien ordenado empieza por sí mismo.

Hace unos días escribí un artículo que titule cultivemos el autoestima, pues, considero que sin una estima propia, sin un amor por ti mismo, sin un respeto hacia  ti, no se conseguirá jamás eso para los otros, para los demás

Hoy la educación de las emociones lleva la urgencia de una necesidad nacional, pues al ritmo que vamos  nadie, absolutamente nadie puede sentirse libre de las consecuencias de su ausencia.

El  Instituto Superior de Formación Docente Salome Ureña (ISFODOSU) con la llegada de su actual rector Julio Sánchez Mariñez, hace unos  cuatro años entendió esto y junto a Centro Persona  desarrolla  en sus seis recinto, entiéndase  Urania Montás en San Juan de la Maguana, Félix Evaristo Mejía y  Eugenio María de Hostos en Santo Domingo, Luis Napoleón Núñez y Emilio Prudhomme  en Licey Al Medio  y  Santiago de los Caballeros, provincia Santiago ; Juan Vicente Moscoso en San Pedro de Macorís   un programa de cuarenta y cinco horas con los grupos que ingresan y se planifican seminarios y talleres de seguimiento, lo que cuenta también con un apoyo extraordinario de cada uno de los vicerrectores.

Aunque con otra modalidad, el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio INAFOCAM, la Dirección Regional de Educación  10 Santo Domingo II  y los Distritos Educativos que lo componen le han dado paso desde el 2013 a los talleres “Gradúalos de Persona”,  que fomenta el amor propio, autoestima, estima por los demás, comunicación asertiva y resiliencia entre los participantes, con excelentes resultados.

Otras regionales de educación deberían imitar el gesto de la Regional 10 Santo Domingo II que desde la Dirección de la Licenciada Argentina Henríquez y la continuidad de Sobeida Sánchez  han puesto manos a la obra en ese sentido y hoy son miles de estudiantes y cientos de profesores los que han recibido y continúan recibiendo los talleres.

El proyecto “Quisqueya Aprende Contigo” debería interesarse en este o en programas similares para dar seguimiento a los que ha ayudado  a leer y escribir (nuevos alfabetizados) para que también se alfabeticen emocionalmente que quizás esta parte sea tan o más importante que la primera

Para el resto, tanto del sector público como el privado seguimos como Juan, clamando en desierto, pero algún día nos escucharan. Ojalá la conciencia no tenga  que esperar tragedias como las recién pasadas para que despierten y empiecen  desde ya a elaborar programas similares para el beneficio de las comunidades o sectores  a los que están llamados a servir; que al final, es a toda la Nación y por vía consecuencia a si mismos.

Hasta la próxima.

Darío Nin.

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