Saúl lo puede todo. El Atlético sigue creyendo gracias a un tanto del canterano que le da la ventaja, ligera, pero ventaja al fin, por 1-0 sobre el Bayern Munich en la ida de las semifinales de la Champions League disputada este miércoles en el Vicente Calderón
El cuadro alemán no supo reponerse a tiempo a la novedad de verse superado tácticamente. Ya podía presumir un aplastante dominio del balón, que no encontró manera de que el balón se colara en la portería de Jan Oblak.
El Atlético de Madrid transpiraba seguridad y, sobre todo, claridad mental. Salió dispuesto a controlar y en pocos instantes tuvo al Bayern contra las cuerdas. El plan habitual; tomar ventaja y dedicarse a lo que mejor le sienta. Vivir al filo de la navaja y sufrir.
El Atlético de Madrid supo escoger bien los momentos para replegarse o intentar hacer daño a Manuel Neuer y por momentos desquició a los de Guardiola. Luego está el carácter y esos detalles de calidad que suelen sacar en los momentos clave. A mayor renombre del rival, más se crecen.
Todo les salía bien, en especial a Saúl, que a sus 21 años juega con la confianza de un veterano. Hace muchos meses que dejó de ser el arma ‘secreta’ de Simeone.
No en vano es el segundo máximo goleador del Atlético de Madrid. Siempre escurridizo y letal termina colándose en el área partiendo desde la media decidiendo infinidad de partidos.
Pero ninguno tan importante como el de este miércoles, y cambió el sigilo por la osadía dejándose ver a muchos metros de distancia retando a la defensa del Bayern, que no supo frenarlo.
Sin apoyarse en un compañero que jalara marca, completamente solo, encaró a la defensa del Bayern que lo esperaba para cerrarle el paso. Pero se sacó de la manga un soberbio recorte y dejó sembrados a Xabi Alonso y Juan Bernat para encarar solo a Neuer para poner el 1-0 en el marcador.
Estalló el Calderón, que no paró de presionar al Bayern hasta que el árbitro pitó el final de la primera parte. La euforia de la grada al ver los suyos amarrar a un equipo no supo qué hacer para sacar ventaja de su dominio del balón se fue apagando poco a poco.
Bayern volvió del descanso con toda la intención de, al menos, poner las tablas. Buscaron a Oblak por todos los medios y durante un buen rato tuvieron al Atlético en vilo y haciendo malabares para evitarlo, sobre todo a Oblak, que tuvo que intervenir tres veces, una tras otra.
Hasta la suerte se puso del lado rojiblanco, que se llevó un susto más con un balón que rebotó en el césped a centímetros de la línea de gol después de pegar en el travesaño.
El tiempo se acababa y el Bayern simplemente no encontraba el tino así que Guardiola se quemó lo que le quedaba de artillería pesada, Ribery y Müller entraron por Coman y Alcántara. Todo o nada.
Y fue la nada. Ninguno de los dos logró hacer la mínima diferencia. Más cerca estuvo el Atlético de anotar el segundo en un contraataque con un disparo de Fernando Torres que se estrelló en el poste.
Bayern se supo derrotado mucho antes del silbatazo final, pero no se rindió y hasta el último momento hizo volar a Oblak.
Pero no era su noche. Tuvo que emprender a casa a lamerse las heridas, sabiendo que tendrá que navegar a contracorriente en la vuelta. ESPN
