Bebidas azucaradas y picar entre horas reducen la diversidad de la microbiota

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Editor Yasmel Bueno

WASHINGTON DC.- El consumo de refrescos azucarados y picar entre horas puede reducir la diversidad de la microbiota, cuya alteración se asocia con el riesgo de padecer diversas enfermedades, mientras que el café, té y vino tinto se relacionan con una mayor diversidad en estos microorganismos del tracto gastrointestinal.

Esta es una de las principales conclusiones de un estudio que publica la revista Science y que, entre otros, firma la University Medical Center of Groningen (Países Bajos) y una investigadora del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.

El cuerpo humano está ‘invadido’ por un gran número de microorganismos que, conjuntamente, conforman la microbiota humana. La más rica en cuanto a composición de especies es la intestinal, pero en todo el cuerpo estos organismos microscópicos juegan un papel fundamental para la salud.

María Carmen Cenit Laguna, firmante de este artículo e investigadora del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos, señala que se sabe con certeza que la dieta puede “alterar fuertemente” la composición de la microbiota intestinal.

Sin embargo, “actualmente no se conocen con exactitud los mecanismos por los cuales la dieta puede modular la microbiota intestinal y qué factores dietéticos específicos son los que producen cambios en la composición de la misma“, indica.

La dieta, fundamental para la composición de la microbiota

Según esta investigadora, en este estudio se observa que un gran número de factores dietéticos contribuyen a la variabilidad de la composición de la microbiota, informó el CSIC en una nota de prensa.

Así, este artículo describe que el consumo de refrescos azucarados tiene un efecto negativo para la diversidad de la microbiota mientras que el consumo de café, té y vino tinto, considerados una fuente de antioxidantes fenólicos con propiedades antiinflamatorias, se ve asociado a un incremento de la diversidad de la microbiota.

En concreto, los científicos observaron que el consumo de vino tinto está asociado con la abundancia de la especie “Faecalibacterium prausnitzii“, que posee propiedades antiinflamatorias y reduce el riesgo de padecer la enfermedad inflamatoria intestinal.

Otras características de la dieta occidental, como el alto consumo de grasa y energía, picar entre horas (comer sobre todo aperitivos salados entre las cinco comidas que se recomiendan), y el consumo de leche rica en grasa han sido asociados con una menor diversidad de la microbiota, según las mismas fuentes.

Antidepresivos, antibióticos y protectores de estómago, enemigos del ecosistema intestinal

El uso de ciertos medicamentos, como los utilizados para disminuir la producción de ácido gástrico (protectores de estómago), los antibióticos, el fármaco antidiabético metformina, las estatinas y los laxantes, mostraron también un fuerte efecto sobre la composición y función del ecosistema microbiano intestinal, lo que podría causar problemas de salud, explicó a Efe Cenit.medicamentos2

Para esta científica, la información de este estudio constituye un avance en el conocimiento de las interacciones entre el ambiente, la microbiota y el huésped.

“Son necesarios más estudios que permitan establecer relaciones causales entre los diferentes factores y la microbiota intestinal“, subraya esta experta, quien afirma que los factores identificados como determinantes de la composición y función de la microbiota intestinal “podrían ser manipulados para modificar la microbiota intestinal y mejorar la salud“.

Estilo de vida y fármacos, determinantes para la microbiota

En la misma línea, otro estudio también publicado en la revista Science vinculó el estilo de vida, la dieta y el estado de salud, a la composición de la flora intestinal.

El macroestudio sobre bacterias del intestino, bautizado como Proyecto Flamenco de la Flora Intestinal, identificó hasta 69 factores asociados con la composición y diversidad de la flora intestinal, la mayoría de ellos relacionados con la salud, la dieta, la medicación, el género, la edad y el estilo de vida.

“Nuestra investigación nos ha dado una enorme cantidad de nuevos datos sobre la composición microbiótica de la gente. Analizar la flora intestinal más habitual resulta esencial para desarrollar diagnósticos y medicamentos en base a las bacterias del intestino”, indicó Jeron Raes, fundador del proyecto.

En cuanto a la dieta, el elemento más decisivo para determinar la composición de la flora intestinal fue el consumo de fibra, aunque también se halló una relación entre un grupo de bacterias y el consumo de chocolate sin leche, así como otro con el consumo de cerveza.

Los antibióticos y laxantes, así como los medicamentos contra la fiebre y las hormonas anticonceptivas o para aliviar los síntomas de la menopausia también determinaron la composición de la flora intestinal.

27644291Según Raes, fue una sorpresa ver que cuestiones como la técnica usada por los doctores para asistir a las madres en el parto o el hecho de si el niño había tomado o no leche materna no tenían influencia en la composición de la flora.

“Estos resultados son esenciales para el estudio de enfermedades. El Parkinson, por ejemplo, se asocia típicamente a mayor tiempo de tráfico intestinal, lo que a su vez impacta con la composición microbiótica. Este y otros estudios pueden ayudar a los científicos en la investigación para futuras terapias”, concluyó Raes. EFE

 

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