Sanders vs Clinton: 48 horas de una campaña de tres semanas

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Editor Yasmel Bueno

WASHINGTON.- Por 48 horas, Puerto Rico es su centro de atención.

Primero, hoy,  Bernie Sanders y luego, mañana, el enviado más cercano de Hillary Clinton, el expresidente Bill Clinton. Volverán seguramente con más fuerza y a pisar los espacios en blanco que hayan dejado antes de la primaria del 5 de junio.

En una batalla electoral que no ha terminado, como sucedió en 2008, los dos precandidatos presidenciales demócratas tienen que lanzarle promesas a los electores de la Isla que se interesan en los procesos políticos estadounidenses.

Tienen su mira a corto plazo en los 60 delegados de la Isla que estarán sujetos a elección en la primaria, de cara a la convención presidencial demócrata que tendrá lugar del 25 al 28 de julio próximo en Filadelfia (Pensilvania). Pero, los vídeos de sus eventos en la Isla tienen un valor añadido especial y que en noviembre vale votos para la presidencia en estados como Florida, Ohio y Pensilvania.

Cierto que la matemática está muy complicada para el senador Sanders, un independiente de Vermont, que inicialmente debió estar sorprendido como muchos analistas por el empuje que ha logrado su precandidatura presidencial, sobre todo entre los jóvenes y universitarios.

Pero, todavía tiene una lejana posibilidad de – con cerca de 1,000 delegados aún por decidir-, de superar a la exsecretaria de Estado de EEUU en el total de delegados ganados por el voto de los que han participado en las primarias presidenciales demócratas.

La ventaja de Clinton en este momento, sin embargo, es de casi 800 delegados cuando se suman los súper delegados, los miembros de la maquinaria demócrata que van directo a la convención presidencial. Pero, en términos de delegados ganados con la fuerza del voto, la diferencia es de solo 298, de acuerdo al conteo que hace CNN. Dos días después de la primaria de Puerto Rico, todavía estarán en búsqueda de unos 700, incluidos 475 en California.

Puede ser demasiado difícil vencerla en julio, pero aún tiene oportunidad de hacerla lucir mal a ella y a los súper delegados si no se trata de un triunfo ganado únicamente en las urnas de las primarias.

Por lo tanto, resulta conveniente guiñar un ojo a los boricuas de la Isla durante las últimas tres semanas.

No van a levantar las pasiones que generan los candidatos de los partidos políticos puertorriqueños, pues en Puerto Rico nadie pone en su papeleta electoral, ‘elígeme porque soy republicano o demócrata’.

Pero, en la medida en que Clinton – quien en 2008 venció en la Isla a Obama en proporción de 2 a 1, es decir por una pela -, es, sin duda, la política estadounidense de mayor reconocimiento público en la isla y Sanders se convierte en un ícono de los liberales, la presencia intermitente de ambos va a llamar la atención de los puertorriqueños.

Clinton fue la primera en ir a la isla. Estuvo en San Juan el 4 de septiembre, donde celebró un foro sobre el sistema de salud. Ha recaudado sobre medio millón de dólares en la isla. Su marido estará mañana en Bayamón, Cayey y Ponce.

Sanders está hoy en San Juan por vez primera, donde, probablemente por vez primera en la historia posterior a la adopción de la Constitución del Estado Libre Asociado y Puerto Rico poder formar un gobierno local, se convirtió en el primer precandidato presidencial demócrata en describir la actual relación entre ambos países como de “tipo colonial”. Hace claro la necesidad de un cambio de status, aunque hable aún de “reformar el ELA”.

En marzo pasado, Sanders presentó lo que ha sido hasta el momento el plan sobre Puerto Rico más amplio de esta campaña presidencial, proponiendo un plebiscito de alternativas de status vinculante para el Congreso, la reestructuración de la deuda pública de Puerto Rico, rechazando la junta federal de control fiscal por antidemocrática y proponiendo ideas concretas sobre el ambiente.

Hoy aderezó su mensaje con el llamamiento al presidente Obama para que finalmente excarcele al prisionero político Oscar López Rivera. En eso es también el primero.

Hillary Clinton no solo llena su ausencia con su portavoz más cercano, sino que emitió este mañana una declaración en la que – después de haber respaldado la estadidad para Washington D.C.-, pide cerrar el debate de status, con un proceso que permita a los puertorriqueños escoger entre alternativas que cumplan con las leyes y la Constitución de EEUU.

Acepta además como alternativa un referéndum estadidad sí o no, el tipo de consulta que considera viable la facción del Partido Nuevo Progresista (PNP) que encabeza el comisionado residente en Washington y presidente de esa colectividad, Pedro Pierluisi.

A los populares les tira la flor del reconocimiento de la identidad distinta de Puerto Rico frente a Estados Unidos. Antes Clinton, también había sido categórica en reclamar una reestructuración abarcadora de la deuda pública. Y en pedir la paridad en el acceso a los programas federales de salud.

Mientras siga la contienda, los 60 delegados de la Isla que dependerán del voto del 5 de junio son razón suficiente para mirar hacia Puerto Rico de vez en cuando durante las próximas tres semanas.

Ni hablar de cómo, en los tiempos de Donald Trump frente al Grand Old Party (GOP), buscarán también asegurar que el mensaje que llevan a la Isla se escuche en Florida, Filadelfia y Cleveland.

Por ahora puede parecer retórica electoral. Pero, de una u otra forma, Sanders será senador en junio, cuando puede llegar al Senado el proyecto que crea la junta federal de control fiscal y puede permitir reestructurar la deuda.

Y si alguno de los dos es presidente en enero de 2017, tendrán sobre su escritorio la crisis fiscal y de deuda pública de la isla – que ha puesto en un proyector la indefensión política de Puerto Rico-, quizá hasta con una notita especial de un aliviado presidente Obama.? Agencias

 

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