Por Jesús M. Guerrero
La semana pasada el país fue sacudido por la horripilante noticia del secuestro y asesinato del abogado y profesor universitario Yuniol Ramírez, desde que su cuerpo sin vida fuese encontrado en condiciones que reflejan la saña que guardaban en su contra sus verdugos.
Ya es sabido por todos que el principal sospechoso es Manuel Rivas, el director de OMSA. Se reputa como el presunto autor intelectual ya que supuestamente los ejecutores fueron sus edecanes, todo por una presumida extorsión a la que fue sometido por el hoy occiso. Cosa que debe probarse en los tribunales de la República, porque el muerto no puede defenderse.
Para los años 80, durante el gobierno de Jorge Blanco secuestrado y asesinado el banquero Héctor Méndez, lo cual fue adjudicado a un autoproclamado “Comando de la Libertad”; hoy vemos al malogrado profesional del derecho que fue ultimado en una encerrona fatal por quien temía que sus manejos al frente de la OMSA salieran a la luz pública.
El gobierno correspondiente al cuatreño 1982-1986 permitió que utilizaran la tergiversación para que la duda le diera vestigios de culpabilidad y hacerlo ver como un crimen de Estado. Cosa, que esta administración no puede darse el lujo, ya que este es el quinto caso que empaña su gestión que termina con un desenlace fatal.
Este paralelismo brota por la sencilla razón de que el gobierno debe ser el principal interesado de que la verdad salga a flote. Porque así como el asesinato de Héctor Méndez fue un golpe devastador para la administración que encabezaba Jorge Blanco; puede ser garrafal para el gobierno actual ser vinculado con la muerte de Yuniol Ramírez.
Héctor Méndez era un actor de cierta relevancia en el sector bancario en su momento, su asesinato en el cual por una mala jugada del destino también fue muerto su chofer. Este crimen fue parte fundamental en muchos aspectos de la caída del gobierno de Jorge Blanco, por eso a quien más beneficia esclarecer todo respecto al asesinato del abogado, es al gobierno.
La teoría de que la víctima ejerció un chantaje contra quien hoy debería ser el exdirector de OMSA o no, eso debe probarse en los tribunales. Pero, de ser cierto prueba que este señor es completo, corrupción administrativa, secuestro y asesinato todo orquestado por él, de ser comprobado todas las acusaciones con las pruebas pertinentes porque se es inocente hasta demostrar lo contrario.
Entiendo prudente concluir con la siguiente frase del filósofo Séneca: “El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio.”
