AFP.- El presidente de Francia, Emmanuel Macron, inició el lunes una visita de Estado de tres días a Washington, una prueba de si su estudiada simpatía con el presidente Donald Trump puede salvar el acuerdo nuclear de Irán y evitar una guerra comercial transatlántica.
Antes de llegar a la Casa Blanca, Macron hizo un paseo improvisado hasta el Lincoln Memorial con su esposa Brigitte.
Destacando la “muy importante” visita, el mandatario francés se apersonó en el ala oeste de la mansión presidencial, bajo docenas de ondeantes banderas tricolores. Parado en la puerta, Trump sonrió y le tendió la mano a la visita, quien lo besó en ambas mejillas.
Pero más allá de la pompa, se esconde un alto peligro político para el líder francés de 40 años.
Trump es profundamente impopular en Francia y Macron, como otros líderes mundiales -desde el japonés Shinzo Abe hasta la británica Theresa May-, está bajo una creciente presión para mostrar a los votantes los beneficios de su buen vínculo con el republicano de 71 años.
Estados Unidos y Francia “somos los garantes del multilateralismo contemporáneo. Tenemos muchas decisiones que tomar”, dijo Macron a su arribo a la capital estadounidense.
Acompañados por sus esposas Melania Trump y Brigitte Macron, ambos líderes ya estaban reunidos la noche del lunes en Mount Vernon, hogar del primer presidente estadounidense George Washington, para una cena privada frente al río Potomac, nueve meses después de su primer encuentro en el segundo piso de la Torre Eiffel, en París.
Tras esta cena, y las reuniones de trabajo y una cena de Estado del martes, quedan en mayo dos fechas límite que tienen el potencial de arruinar las ya frágiles relaciones transatlánticas.
El miércoles Macron hablará en inglés ante el Congreso.