No es extraño para nadie que diferentes firmas encuestadoras exhiban sus predicciones dos años antes de la cita con la democracia, podría decirse que es una actividad monótona del ejercicio político para arrojar luz del posible resultado de la carrera por el poder que se lleva a cabo cada 4 años. Es bastante conocido que existen encuestas que trabajan para los candidatos o los partidos políticos y otras para medios de comunicación, unas con más prestigio que otras, producto de sus aciertos en los procesos pasados, por eso cada una provocan diferentes reacciones en la ciudadanía.
Pero, ¿Cuál es la función determinante de las encuestas desde la visión de los aspirantes a los cargos electivos?, todos sabemos que su principal objetivo, es medir la preferencia del elector; pero tienen más funciones para los candidatos.
Dichos estudios han sido bautizados con el mote de la fotografía del momento. Es decir, establecen las posibilidades de quienes aspiran dirigir los destinos nacionales por un cuatreño como establece nuestra Ley Sustantiva; pero, en otro aspecto importante, reflejan las debilidades y carencias de los proyectos presidenciales que se disputan el gobierno. Los sentidos en que están fallando en la aplicación de su estrategia, ya sea la propaganda, comunicación e imagen de un aspirante presidencial.
Según el ensayo titulado “¿Qué utilidad y función tienen las encuestas electorales y cuáles son su ventajas?”, publicado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de México, en fecha 21 de junio 2017, cito el siguiente fragmento: “Todos tienen el conocimiento que las encuestas electorales infieren en la opinión de los electores, y de cómo toman su decisión final, influenciados por las encuestas que ven diariamente en las televisoras. Debido a su poder de impacto, los ciudadanos deberían ponerse alertas y cuestionarse sobre la validez y confiabilidad de las encuestas. Es verdad que estas no son del todo certeras, pero dan una aproximación que influye al electorado. Informarse un poco sobre la metodología de investigación que se llevó al realizar la encuesta, podría resultar un respaldo útil para la confiabilidad de esta.
Con todo, las encuestas electorales, han sido una herramienta importante en los procesos electorales. Ya que no sólo cumplen la función de informar al ciudadano; también sirven a los partidos políticos, ya que les resultan útiles al ver las tendencias del electorado; para, por ejemplo, tomar la decisión sobre quién será su representante en distintas elecciones de cargos populares.”
Las últimas encuestas que han sido publicadas recientemente, no han causado opiniones favorables. Por la simple razón, de que una no acierta el resultado desde las elecciones del 2004 y su tendencia es colocar a los candidatos que han resultado derrotados como virtuales ganadores y la otra simplemente ha realizado dos investigaciones de preferencias en el país, por si fuera poco, en sus documentos constitutivos consagran que su objeto social es la venta alimentos y bebidas. Cosa que le resta bastante credibilidad.
Las encuestas con peso entre los ciudadanos, son las que pueden influir y hasta cambiar la percepción respecto a los comicios. Incluso, deben ser las herramientas utilizadas por los candidatos para corregir los errores de su plan de campaña. Que un dirigente político con anhelos presidenciales, utilice encuestadoras de dudosa capacidad para inflar su niveles de aceptación, es como tratar de engañarse a sí mismo y es un esfuerzo infructuoso para tratar de predisponer las posibilidades de sus posibles contrincantes en las preferencias del electorado.
Cito al afamado consultor político, Joe Napolitan: “Una estrategia correcta puede sobrevivir a una campaña mediocre, pero incluso una campaña brillante puede fallar si la estrategia es errónea.” Utilizar encuestas sin prestigio y cambiar de discurso inmediatamente salen publicadas los estudios que marcan precedente en los concurrentes al torneo electoral, refleja poca coherencia en alguien que tenga pretensiones de encabezar el Poder Ejecutivo y eso dificulta proyectar un perfil ganador ante los votantes.
Según Mauricio De Vengoechea, cito: “Las encuestas políticas serias no se publican, hay que hacer encuestas todo el tiempo, pero para hacer estrategias, no necesariamente para influir.” Buscar alterar la percepción con la publicación de encuestas, envía el mensaje de que dicho proyecto presidencial que apela a esta maniobra luce desesperado y trata de crear el ambiente para no aceptar una derrota inevitable. Para nadie es secreto que el actual presidente norteamericano, venció a todas las encuestas en los comicios donde sorprendió al mundo. O sea, no es sorpresa que existan encuestas que se equivocan o tienen vínculos con un candidato en específico, lo que altera la imparcialidad de las mismas.
Nadie puede fundamentar sus aspiraciones presidenciales en tergiversar la conexión de su competencia con los votantes, aumentando sus puntos porcentuales y reduciendo a los demás contendientes del poder, conociendo que no corresponde a la realidad política del momento. La táctica de utilizarlas como mecanismo de creación de percepción en la población, no suma nada al candidato que apela a esta maña, por el contrario produce indiferencia en diversos sectores del electorado o peor aún, burlas.
Concluyo con la siguiente frase de Mauricio De Vengoechea, para establecer los méritos de los candidatos ganadores: “Se preparan con tiempo, se asesoran de expertos, hacen investigación propia, definen una estrategia, administran su tiempo, trabajan en equipo, siguen una sola partitura, son racionales y emocionales, hacen comunicación en diversas plataformas (no sólo la Televisión), se acercan al ciudadano, imponen su criterio sobre lo que ha de discutirse, se saben diferenciar, atacan sólo donde duele y son innovadores para responder a los mecanismos de respuesta que corresponden al siglo XXI.”
