Artículo El espejo de la reelección del 2004- Jesús M. Guerrero

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El espejo de la reelección del 2004

Decapitado el régimen que constriño a los dominicanos durante 30 años y el golpe de Estado que castró el proceso de democratización del país, para luego devenir en la epopeya histórica de abril del 65. Al estabilizarse la situación interna arribó el presidente Balaguer con 12 años ininterrumpidos al frente de la cosa pública para luego ser desplazado del poder por Don Antonio Guzmán para dos mandatos consecutivos del PRD con Jorge Blanco en el cuatreño 82-86, para después presenciar el regreso del balaguerismo al poder; en el 94 se comprueba el fraude y se logra el pacto por la democracia y redujo el periodo de Balaguer a 2 años. Para 1996 con el Frente Patriótico Leonel Fernández subió por primera vez las escalinatas del Palacio Nacional y 4 años después entra al solio presidencial Hipólito Mejía, para luego ser el segundo presidente en emprender una aventura reeleccionista fracasada contra todo el país, al igual que Balaguer en 1978.

Con esta breve introducción histórica, es imposible no percibir un paralelismo entre la reelección traumática que el expresidente Mejía impuso al país y que él mismo ha reconocido su error haciendo un mea culpa y lo que ocurriría si el presidente Medina incumpliera su juramento al país y los acuerdos a lo interno del PLD. La semana pasada antes de la entrevista de quien a la sazón ostenta la placa 01, el presidente constitucional, Danilo Medina, ha recibido la manifestación negativa de los sectores empresariales, educativos y la sociedad en general ante la incertidumbre causada por su silencio ante la ambición de sus acólitos para comenzar aprestos reeleccionistas, aun después de que este gobierno fue producto de una modificación de la Ley Sustantiva que fue bastante controversial.

Imponer otra modificación a la Carta Magna, que sería la No. 40 y otra de las tantas con el único interés de abrir paso a la repostulación del mandatario de turno, lo que imposibilita que podamos aspirar a ser un Estado Social y Democrático de Derecho, y ni siquiera exhibir niveles aceptables de institucionalidad, si cada cuatro años modificamos la Constitución con el único objetivo de derribar el impedimento legal para la repostulación.

Peor aún, políticamente hablando sería un suicidio con bastantes similitudes con la aventura del 2004. Establecer que planteará su decisión respecto a la reelección que está imposibilitada por el artículo transitorio No. 20, cito: “En el caso de que el Presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro período, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República.” Este candado constitucional tiene el objetivo de evitar un exceso del ejercicio político, como sería un tercer mandato consecutivo, lo que pondría todo avance institucional en riesgo y nos retrotraería a épocas ya superadas.

Luego de 6 años de gobierno consecutivos, la imagen del presidente Medina no es la misma y para nadie es secreto. Es el primer dirigente operativo en lograr la presidencia de la República, es decir, nadie mejor que él entiende la realidad actual de esta coyuntura política. La vez pasada, no había forma de definir al presidente Medina, lo que hacía difícil enfrentarlo pero su manejo en el Estado ha dado cabida a la frase de Sun Tzu en su obra, El Arte de la Guerra, cito: “Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido.”

El Dr. Balaguer nunca se refirió a la reelección hasta que la tuviese asegurada. Consejo que le diera al expresidente Mejía y este con su particular forma de ser no lo acató. Primero diciendo que no optaría por otro mandato y al final modificó la Carta Magna y recibió una de las peores palizas electorales de la historia política contemporánea.

Especificar que en marzo del 2019 se referirá a las pretensiones reeleccionistas, parece una forma de no dar cabida a la soledad del poder antes de tiempo, que conoce bastante bien, producto de su derrota a lo interno en el año 2007 y buscar la forma de acordar garantías antes de ceder el poder a quien actualmente se perfila como el candidato con más posibilidades, Leonel Fernández.

En ningún caso, si analizamos la situación electoral que prevalece, podemos concebir como razonable esta incertidumbre sobre si o no habrá una intentona de modificación constitucional. De hecho, de llevarse a cabo sería la cuadragésima vez que nuestra Ley Sustantiva se reforma con el único objetivo de habilitar al presidente de turno para que opte por un período de gobierno consecutivo.

El consultor político, Daniel Galindo explica lo siguiente, respecto a la recuperación de la confianza del elector, cito: “En principio, tenemos que decir que la política, si bien es cierto tiene elementos comunes que la definen y la han caracterizado a lo largo del tiempo, no podemos soslayar que en la interacción con la sociedad, se torna en gran medida, hacia un concepto dinámico que, fundamentalmente, debe responder a la evolución del ente colectivo.” Es decir, ante el inclemente paso del tiempo, ha surgido un distanciamiento entre la sociedad y la imagen del presidente.

No niego que la Constitución sea una expresión social y que como tal, exija labor de cirugía de tiempo en tiempo. De hecho, la versión actual requiere múltiples modificaciones, pero reprocho que la única intención en la que surge este debate sea para abrir paso a los presidentes de turno.

Las palabras del expresidente de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos quedan como anillo al dedo para esta situación, cito: “Pero hablar de una reforma constitucional solamente para incorporar el balotaje o el voto extranjero y la reelección de paso, sería un despropósito, una bofetada al pueblo.

Debe verse también el fragmento del artículo, Reflexiones históricas sobre la reelección presidencial autoría de Carlos E. Ayes, cito: “Para algunos de los que aspiran a la Presidencia de la República de nuestro país, la palabra reelección resuena en sus tímpanos como campeones celestiales; posiblemente porque no saben de sus riesgos o no tienen verdadera convicción democrática.”

Cito otro fragmento: “La reelección es por sí misma el primer atentado contra la alternabilidad en el poder, principio básico de la Democracia. Ahí donde se permite la reelección, se le niega a otro ciudadano el derecho a ser electo; pues, ¿qué político nuestro, estando en posesión del poder, perdería una reelección?, si sabemos que, aún y cuando la Constitución lo prohíbe, desde él, sobran quienes intentan quedarse, violando el juramento hecho ante la nación entera.”

De tratar de imponer otra modificación contra todo el país, abriría la posibilidad de convocar a la ciudadanía a su sepultura política o peor aún, condenarse a lo equivalente a deambular por uno de los círculos del primero de los mundos de La Divina Comedia de Dante. El espejo de Hipólito Mejía en el 2004, puede ser perfecto para evitar la consagración de un error político que podría salir bastante caro.

Toda la incertidumbre provoca la siguiente pregunta: ¿Se arriesgará Danilo Medina a ser el tercer presidente-candidato, en morder el polvo de la derrota por emprender una aventura reeleccionista por encima de la Constitución, el país y su partido?

Mis últimos escritos los he concluido con este fragmento del artículo, Tiranía de la transparencia autoría de Eduardo Hernández-Aznar; porque debe existir consonancia entre nuestro discurso y acciones, cito: “Vivimos en la época de la hipertansparencia y donde si queremos generar credibilidad, debemos decir y hacer una serie de pautas coherentes en la línea de la transparencia, la eficacia, la solvencia y la responsabilidad. Eso es lo que demanda la ciudadanía de hoy.”

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