Por; Jesús M. Guerrero
Inicio este articulo con la siguiente frase de Margaret Thatcher, cito: “Siempre me animo enormemente si un ataque es particularmente hiriente porque creo que, bueno, si me atacan personalmente, significa que no tienen ni un solo argumento político.”
Todo el escenario político nacional se ha enfocado en las legítimas aspiraciones del expresidente Leonel Fernández y los clamores de los acólitos del Presidente Danilo Medina para forzar otra aventura reeleccionista contra la Constitución y todo pronóstico que no le favorece como si lo hizo en la coyuntura del 2016. Luego de la dificultad con la que se aprobó la tan controversial Ley de Partidos Políticos, la decisión del Tribunal Constitucional respecto al recurso de inconstitucionalidad incoado contra el articulo vigésimo de las disposiciones transitorias y el rechazo mayoritario de la tesis que plantea la supuesta y absurda prerrogativa de que puede haber reelección sin modificación constitucional en el Congreso Nacional. Todo esto ha despejado el camino a Leonel Fernández, para escalar nuevamente los resortes del poder.
No existe lugar a dudas de que inmediatamente el Presidente del partido oficialista sea declarado el candidato oficial del PLD, es simple cuestión de tiempo para su regreso al solio presidencial, la invalidez opositora para construir un proyecto viable más sus acuerdos de aposentos procurando cuotas en los negocios del Estado, ha constituido a Leonel Fernández en el equilibrio democrático, lo han endosado como la mejor opción, además, el país luego del fracaso del cuatreño 2000-2004, no se ha podido sacar el sabor amargo del paladar de la memoria ciudadana de tan funesto gobierno, por demás en las páginas de la historia reposa el cuatreño 82-86 y tantas locuras más.
Lo que sucedió en el 2012 y lo que se proyecta para el 2020 dejan espacio para un paralelismo; para la proclamación de la Carta Magna del 26 de enero del 2010, el rumor político que como decía el Prof. Juan Bosch, el chisme en el país tiene categoría de Estado. Era vox populi que el Presidente constitucional a la sazón del 2012 optaría por otra reelección, cosa que si nos escudamos en la teoría de la irretroactividad de la ley y la inexistencia de una disposición transitoria que lo prohibiera, Leonel Fernández decidió preservar el principio de la alternabilidad democrática y apoyar las aspiraciones del hoy Presidente, Danilo Medina Sánchez y de esta forma no ejercer un poder desmedido respetando la Ley Sustantiva que él promulgó.
Se vistió con el traje de candidato para evitar que la oposición encabezada en dicha oportunidad por el expresidente Mejía pudiese alzarse con la victoria. Su esposa, aceptó ser la compañera de fórmula para despejar cualquier duda de división o rivalidades sin sentido, algo que a decir verdad, siempre ha caracterizado al PRD/PRM. En la actualidad vemos que la oposición continua tratando de vender el escenario de conflicto en el partido de gobierno. Desde el 2007 han apelado a esa táctica siendo el resultado el mismo, derrota tras derrota. Incluso, en la actual coyuntura se ha rumorado la posibilidad de que la candidata vicepresidencial en la boleta que encabezaría Leonel Fernández fuese la actual Primera Dama de la República, lo que negó el precandidato presidencial, lo que fue una reacción prudente por lo extemporáneo del planteamiento. Pero, hay que recordar que el mandatario de turno durante el proceso electoral del 2012 antes de designar a Margarita Cedeño su compañera de boleta, lo negó en reiteradas ocasiones.
Nada puede descartarse porque en política se hace lo conveniente, lo que se procura es hacerlo en el momento preciso.
Con la inminente reelección del 2016, también recurrieron a proclamar la división morada y nuevamente se les pelo el billete. Ahora producto de su torpe estrategia únicamente han logrado polarizar el contexto electoral en dos polos, Leonel y Danilo; la oposición no ha podido encabezar ningún frente, solamente han podido alejarse más de la sociedad que no los asume por su mostrenco accionar político, hoy por hoy, el PRD/PRM andan manga por hombro sin identidad partidaria ni ideológica, totalmente desconectados de la ciudadanía y obligados a montarse en movimientos sociales que no los reconocen como sus iguales y los tipifican como parte del problema.
Solamente se especula respecto a la situación del PLD, sobre su capacidad de unificar criterios que ha podido enarbolar en los comicios del 2008, 2012 y 2016, han mantenido al partido morado al frente de la cosa pública, mientras la inhabilidad de consolidar sensateces en la acera opositora ha sido su talón de Aquiles por excelencia y como consagra la sagrada palabra en Mateo 7:15-20, cito: “Por sus frutos los conoceréis.”
Mientras que la oposición simplemente ataca sin proponer nada, por medio de tristemente célebres notas de prensas. El expresidente y Presidente en tránsito, Leonel Fernández defiende la obra de gobierno de su homólogo Danilo Medina y propone planes de políticas públicas como RD2044. Es la misma circunstancia del 2012, solo atacaban al Presidente de turno mas no al candidato, no proponían nada viable, todo utopías; hoy vemos que una parte ataca a Danilo y otra le hace ojos bonitos y viceversa, así que parece que la diferencia de criterios existe en la oposición y no en el oficialismo.
El golpe más duro que recibirá la oposición es la división inminente que se está gestando en su interior. Hipólito Mejía desde el 2004 ha protagonizado todas las luchas pírricas por las candidaturas presidenciales y control partidario, ya sea el PRD o PRM; primero contra Hatuey, para luego adversar a Miguel Vargas Maldonado, destruyendo el PRD definitivamente y en la actualidad parece inevitable su enfrascamiento enfrentando a Luis Abinader, haciendo añicos cualquier posibilidad de constituir un partido con cimientos sólidos en la sociedad.
Torpemente siempre han preferido marchar separados y ser ahorcados en la soledad de la derrota.
Creo prudente concluir con la siguiente frase de Sir Winston Churchill, ya que uno de los ataques contra el expresidente Fernández fue catalogarlo de “muerto político”, cito: “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra nos pueden matar una vez; en política muchas veces.”
Por; Jesús M. Guerrero
