Nace el primer bebé tras un trasplante de útero de un cadáver

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La receptora tenía intactos los ovarios y producía óvulos, pero nació sin útero por una enfermedad congénita que afecta a una de cada 4.500 mujeres.

Una mujer de 32 años se ha convertido en la primera del mundo que da a luz un bebé sano tras recibir un útero trasplantado de un cadáver. La receptora tenía intactos los ovarios y producía óvulos, pero nació sin útero por una enfermedad congénita que afecta a una de cada 4.500 mujeres.

Durante una operación de más de 10 horas los médicos le trasplantaron el útero de una mujer de 45 años que había fallecido por un derrame cerebral. El procedimiento requiere una complicada cirugía y altas dosis de fármacos inmunosupresores para evitar el rechazo. Siete meses después del injerto los médicos le implantaron a la paciente uno de sus óvulos previamente fecundados.

Tras una gestación normal tuvo una niña sana. Después del nacimiento por cesárea los médicos le extirparon el útero trasplantado para que no tuviera que seguir con la intensa medicación inmunosupresora.

Estos trasplantes son complejos desde el punto de vista técnico, poco exitosos y plantean dilemas éticos. En total se han intentado 39 trasplantes entre personas vivas de los cuales solo 11 han conseguido bebés sanos. En la mayoría de los casos las donantes son madres, hermanas o amigas íntimas de las receptoras, con lo que la disponibilidad de órganos es muy limitada.

La Organización Nacional de Trasplantes desaconsejó aplicar esta técnica en España porque ofrece más riesgos que beneficios

Hasta el momento se habían intentado 10 trasplantes con donantes fallecidas, todos sin éxito. El equipo médico del Hospital das Clínicas de Sao Paulo, vinculado a la universidad de esa ciudad, considera que este logro facilitará “la adopción generalizada” de este tipo de trasplantes.

Los responsables del trabajo apuntan que esta intervención no solo podría ayudar a mujeres infértiles por dolencias congénitas, sino también a otras a las que se les ha extirpado el órgano tras infecciones o tratamientos oncológicos.

Para todas estas personas, las únicas opciones disponibles eran la adopción o el acceso a madres subrogadas, hasta que en 2013 el equipo del ginecólogo Mats Brännström anunció el nacimiento del primer bebé por trasplante de útero entre vivas, destacan. No obstante, advierten de que el uso de órganos de cadáveres es una técnica es “muy reciente y se considera experimental en muchos países”.

“Se trata de un logro técnico que es muy cuestionable desde el punto de vista ético”, explica Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). En 2016 el comité ético de esta organización analizó este tipo de procedimientos y los desechó, porque plantean más riesgos para la madre y el embrión que beneficios, explica la responsable de la ONT.

“Los riesgos que asume la madre y el impacto en el feto no compensan el objetivo final de concebir un bebé y además existen alternativas viables, como la adopción”, explica. “En los casos de mujeres que nacen sin útero hacer esta intervención prima el derecho de la mujer a la maternidad, pero en nuestra opinión es más importante respetar el principio de no maleficencia [no hacer daño] y también la de hacer un uso adecuado de los recursos públicos”, resalta.

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Jessica Hernandez

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