Yahoo.- NORTH AUGUSTA, Carolina del Sur.- Algunos rostros familiares del básquetbol colegial -Mike Krzyzewski, John Calipari, Roy Williams, Tom Izzo, Jay Wright, entre otros- se reunieron la semana pasada en un centro recreativo de Carolina del Sur, como lo han hecho durante años a mediados de julio, para observar al mejor talento de bachillerato en los Estados Unidos.
Sin embargo, un día de la semana pasada, ninguno de ellos estuvo presente para el partido más importante que iba a celebrarse en la cancha cinco del torneo Peach Jam, donde cientos de espectadores hicieron una fila de tres horas para entrar a un partido vespertino de jugadores Sub 15. En la cancha, la multitud se apretujó en las gradas de madera y en el balcón que hay encima -donde había cinco hileras de gente de pie que llamaron la atención del jefe del cuerpo local de bomberos- para echarle un primer vistazo a un jugador que todavía no ha entrado al bachillerato.
Sin embargo, tiene un nombre que resulta conocido: LeBron James junior. Aunque los entrenadores universitarios prefirieron aguardar el momento oportuno para observar a LeBron junior, a quien se le conoce como Bronny, hubo otros que no pudieron esperar.
Cada vez que LeBron Jr. iba a hacer un tiro de tres puntos, decenas de aficionados se ponían de pie, con los celulares en alto, y los juegos tuvieron un grado inusual de intensidad, incluso para estos escaparates que establecen el orden jerárquico de los machos alfa adolescentes. Cuando el equipo Team Final, una agrupación con sede en Filadelfia, venció a Strive for Greatness, la escuadra que contaba con Bronny en una alineación que tenía jugadores de California, Arizona, Utah y Nevada, la celebración fue tan estruendosa que casi se podía esperar que cayeran pepelitos desde el techo.
Mientras pasaban los segundos finales, Enai White, un ala pivote de 1,95 metro que a finales de este año entrará a segundo año en el bachillerato Imhotep Institute Charter de Filadelfia, agitó los brazos hacia los aficionados que se encontraban detrás de su banca para que alentasen aún más fuerte. “Fue una locura”, comentó Enai para referirse al ambiente. “Nunca había visto algo así en un juego de Sub 15 AAU”. Sonrió. “No te voy a mentir”, agregó. “Me hizo sentir como una pequeña celebridad”.
Paul Biancardi, un analista de reclutamiento de ESPN y un exentrenador universitario, mencionó que la desenvoltura de Bronny no era muy distinta a la que tenía su padre cuando era un fenómeno en el bachillerato. “Aprendió del mejor de todos”, comentó Biancardi, quien reclutó a LeBron James cuando trabajó como asistente en la Universidad Estatal de Ohio.
“Está bien preparado para esto. lo mejor que podría estar cualquiera. Ha sido un trabajo en equipo: su mamá, su abuela, toda su familia”, comentó Miller.
Bronny, que mide oficialmente 1,88 metros, recuerda a su padre en distintos aspectos: la sonrisa, expresiones faciales y su andar ligeramente como de pato resultan familiares. Así como su inclinación a realizar un pase antes que un lanzamiento, lo que es en buena medida un rasgo en retirada en los fundamentos del mundo del básquetbol. No obstante, hay señales de que es un joven con su propio estilo: tiene el pelo pintado y más largo de lo que su padre jamás lo ha tenido, porta el cero en su uniforme (no los números veintitrés ni seis de su padre), y es capaz de dominar con destreza un balón de básquetbol con los pies.