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Series españolas bajo demanda: una segunda vida para la ficción nacional

La casa de papel
La casa de papel
Por eso, muchas de las series que empiezan su recorrido en algún canal tradicional sin hacer mucho ruido encuentran, más tarde, una salida exitosa en las plataformas de streaming.

HIPERTEXTUAL

Las series españolas están en auge. Es una realidad que nos lleva acompañando ya algunos años y que es imposible negar. El estallido del éxito, nacional e internacional, de nuestros productos de ficción seguramente lo encontremos en La casa de papel, ese fenómeno que ha marcado la pauta de lo que gusta y lo que no entre la audiencia y que, en muchos casos, parte de la diferencia entre emitirse en una cadena en abierto o aparecer en Netflix.

Y es que las plataformas de streaming han tenido mucho que ver con el éxito de nuestras series. Tal vez por el prestigio que se han labrado Netflix, Amazon Prime Video o la mítica HBO, o tal vez por ese elitismo intrínseco que hay en disfrutar de una cadena de pago, por muy extendida que esté su suscripción. A pesar de los continuos aumentos en la tarifa, Netflix sigue siendo más que asequible, sobre todo si se comparte. Aunque la compañía no ha desvelado los datos oficiales de la suscripción en España, distintos estudios la sitúan en torno a los ocho millones de usuarios, que disfrutan de Las chicas del cableVis a vis o Élite en su catálogo.

Las series en abierto palidecen en comparación, y sabemos que no es por falta de calidad. Desde La Caza. Monteperdido hasta La otra mirada, pasando por la última y arriesgada propuesta de Atresmedia, Malaka, queda demostrado que el talento no tiene relación alguna con la cadena en que se emita. Pero el horario, la duración de los capítulos y la costumbre que hemos ido adquiriendo de maratonear las series en un solo día juegan en su contra. Son las otras, las de acceso cerrado, las que hoy triunfan entre las masas y consiguen llegar fuera de nuestras fronteras con mayor facilidad.

Por eso, muchas de las series que empiezan su recorrido en algún canal tradicional sin hacer mucho ruido encuentran, más tarde, una salida exitosa en las plataformas de streaming. Es el caso de Estoy vivo, la serie de Daniel Écija que tiene ya dos temporadas. La producción de Globomedia para RTVE apenas roza los dos millones de espectadores en la cadena, pero ha redefinido el concepto de éxito al contar con una nueva vida en Amazon Prime y haber captado la atención de productoras internacionales. De hecho, la CBS compró el pasado año los derechos para hacer su propia adaptación, que llevaría por título Far Rockaway, y la serie corre un futuro similar en territorio francés e italiano.

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