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El COVID-19 sí discrimina

Adriano Espaillat
Adriano Espaillat
Como se puede deducir por el mapa, las áreas más afectadas son aquellos códigos postales con el ingreso medio más bajo, mientras que las áreas con el menor número de casos de coronavirus suelen ser las comunidades más ricas, cuyos miembros han tendido mayor oportunidad de trabajar a distancia, y contar con alimentos suficientes para mantenerse en cuarentena por periodos más prolongados sin salir de sus casas.

Por Adriano Espaillat 

Congresista por el Distrito 13 de NY 

Nueva York.- Desde que empezó la pandemia del COVID-19, he estado escuchando que el virus no discrimina, que en términos de contagio ataca a todos por igual.

Sin embargo, un simple vistazo al mapa donde la ciudad de Nueva York registra por código postal el recuento total de casos de coronavirus revela todo lo contrario: el COVID-19 sí discrimina.

Como se puede deducir por el mapa, las áreas más afectadas son aquellos códigos postales con el ingreso medio más bajo, mientras que las áreas con el menor número de casos de coronavirus suelen ser las comunidades más ricas, cuyos miembros han tendido mayor oportunidad de trabajar a distancia, y contar con alimentos suficientes para mantenerse en cuarentena por periodos más prolongados sin salir de sus casas.

Por ejemplo, en Manhattan, la comunidad más afectada es Washington Heights, y otras comunidades aledañas, y en El Bronx las más golpeadas por el virus son las comunidades del Sur de El Bronx, y las del corredor oeste de la Grand Concourse, como Fordham Heights, Highbridge, Mt. Eden, Morris Heights, University Heights, y Mt. Hope.

En Brooklyn, el virus ha tacado con más fuerza las áreas de Brighton Beach y Manhattan Beach, Gravesend, Sheepshead Bay, etc., y en Queens muchos barrios de las minorías, como Woodside, Jackson Heights, Elmhurst, East Elmhurst y Corona.

Además de las personas de bajos ingresos, el COVID-19 impacta desproporcionalmente a los latinos, a los afroamericanos, a las personas mayores, a las personas con condiciones médicas preexistentes, como diabetes, hipertensión, problemas respiratorios o renales.

Y azota duramente a los pequeños negocios, muchos de los cuales cerrarán sus puertas y otros acumularán deudas de alquiler, nómina y servicios públicos impagables a menos que no reciban asistencia gubernamental.

La ONU reveló que, a nivel global, hay dos sectores de la población que corren un gran riesgo: aquellos que viven en refugios de emergencia, en la calle o en refugios improvisados y las personas que pueden perder su empleo y enfrentarse a dificultades económicas que podrían acabar en retrasos en el pago de sus hipotecas y alquileres o en desalojos.

Y la inseguridad financiera que está dejando la pandemia llena de terror a muchas familias de las clases media y trabajadora, una parte de las cuales tiene que escoger entre cumplir con la cuarentena recomendada por las autoridades o salir a buscar el sustento diario.

Sí, el coronavirus sí discrimina.

Y nosotros, en el gobierno, debemos tomar muy en cuenta esta desproporción del impacto del COVID-19 para garantizar que los recursos lleguen en mayor proporción a los más afectados por la pandemia.

La clase rica está protegida; tienen los recursos para salvar sus empresas, para escapar del epicentro del contagio a sus segundas residencias, de mantener vigiladas y controladas sus enfermedades con médicos de cabecera. Pero los pobres, los más vulnerables, no.

El mapa de la ciudad de Nueva York de los casos de COVID-19 por código postal es una fotografía que muestra dónde están los afectados y hacia dónde debemos llevar la ayuda.

 

 

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