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Cultivos de marihuana dejan sin luz a miles de vecinos en poblado de Madrid

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Tomar duchas de agua fría o estudiar a la luz de las velas son las nuevas rutinas de miles de vecinos afectados por los cortes de luz en el asentamiento de la Cañada Real de Madrid, que piden soluciones para una “pesadilla” causada por subidas de tensión en los cultivos ilegales de marihuana.

EFE, MADRID. – Tomar duchas de agua fría o estudiar a la luz de las velas son las nuevas rutinas de miles de vecinos afectados por los cortes de luz en el asentamiento de la Cañada Real de Madrid, que piden soluciones para una “pesadilla” causada por subidas de tensión en los cultivos ilegales de marihuana.

“Somos humanos. Nos han dejado a nuestra suerte, no sabemos qué podemos hacer”, lamenta Loubna, vecina de la Cañada Real, que siente como un “castigo” estar sin luz por las ilegalidades que cometen otras personas.

En esta antigua vía pecuaria, de 14,4 kilómetros de longitud y hasta 100 metros de ancho, viven más de 7,500 personas y es una zona con históricos y graves problemas urbanísticos y sociales

Está dividida en seis sectores que discurren por tres municipios (Madrid y dos limítrofes al noreste y este, Coslada y Rivas-Vaciamadrid), de los cuales el sexto lleva más de dos meses afectado por cortes de luz, aunque en el quinto también los ha habido durante varios días.

Una telaraña de cables se teje de tejado en tejado hacia las torres de alta tensión de este asentamiento, que sufre problemas urbanísticos y sociales desde hace más de medio siglo.

A pesar de que los vecinos quieran contar con una toma de luz legal, no pueden hacerlo. Es uno de los problemas históricos que subyacen en la Cañada Real ya que se levantó en un terreno catalogado como rústico, es decir, no urbanizable, por lo que no se pueden instalar contadores.

Por ello, los alrededores de 8,000 vecinos que están sufriendo los cortes de luz se sienten aún más indefensos ante un problema agravado con la llegada del frío.

Raquel, que vive en el sector seis desde hace once años, tiene a cargo a su padre de 74 años, que tras contagiarse del coronavirus arrastra problemas pulmonares y cardíacos y necesita una bomba de oxígeno.

“Se me parte el alma, cuando llego de trabajar y mi padre me dice que se muere de frío”, cuenta apenada.

Reconoce que hay droga en el sector seis de la Cañada, el más conflictivo, pero asegura que “son los que menos”.

“El resto somos gente normal que salimos a trabajar, queremos darles una educación a nuestros hijos y comer caliente. No creo que estemos pidiendo nada fuera de lo normal”, dice Raquel, quien sólo pide que “acabe esta pesadilla” cuanto antes y que instalen contadores de luz.

Los habitantes de la Cañada Real han reclamado a la compañía responsable del tendido eléctrico que les devuelva el suministro de estos dos últimos meses sin luz.

Fuentes de la empresa señalan a Efe que no han cortado el suministro y que las interrupciones se producen por “la sobrecarga en la red que producen consumos no localizados que se están registrando en los últimos meses y que han llegado a alcanzar un incremento de hasta el 500 %”.

Se refieren, sin mencionarlo, a los cultivos ilegales de marihuana en el sector seis, que han provocado subidas de tensión y la caída de la red.

El pasado 24 de noviembre hubo una reunión entre representantes de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de la capital, la Fiscalía Provincial y la Delegación del Gobierno para tratar de solucionar este problema.

“Es durísimo y muy irritante que, ahora mismo, la única solución que se puede dar a corto plazo es una actuación policial y judicial que levante las plantaciones de marihuana que sobrecargan la red”, señala a Efe José Tortosa, comisionado de la Comunidad de Madrid para la Cañada Real.

La Policía Nacional llevó a cabo una macrooperación el 15 de octubre contra el cultivo de marihuana en la Cañada Real, donde participaron más de un centenar de agentes de la Policía Nacional, en la que se incautaron más de 1.000 plantas de marihuana y unos 45.000 euros en efectivo.

Sin embargo, las plantaciones ilegales de marihuana no han desaparecido.

“Lo que está sucediendo en la Cañada Real no es exclusivamente un problema de orden público. Más bien, se trata de un problema de carácter social”, resaltan a Efe fuentes de la Delegación, que añaden que las soluciones en competencias en materia de vivienda, realojamientos y servicios sociales corresponde a la Comunidad de Madrid y a los ayuntamientos de la capital y de los otros dos municipios afectados, Rivas Vaciamadrid y Coslada.

Una mediadora intercultural y coordinadora de proyectos en la Cañada Real, Aura Morales, remarca a Efe que “nadie quiere vivir en estas condiciones”.

“Los vecinos quieren pagar la luz, tener una vida digna”, comenta la mediadora, que pide a los políticos que cumplan con el pacto regional de la Cañada Real suscrito en 2017, que busca la mejora de las condiciones de vida del asentamiento y garantiza el acceso a la vivienda a los habitantes censados.

En estos dos meses ha habido varias manifestaciones de vecinos: van a denunciar que mientras la capital se ha llenado de luces de Navidad miles de personas siguen sin luz en la Cañada para afrontar su día a día.

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